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Elecciones AMIA: Por qué Agudat Israel no participó

Tal como informáramos en nuestra edición anterior las elecciones del pasado 13 de abril realizadas para elegir los 90 representantes de asociados titulares y los 24 suplentes que integraran la Asamblea de Representantes de Asociados de la AMIA, el Rat, el Bloque Religioso Unido obtuvo la primera minoría con el casi 38% de los votos seguido a sólo un 5% por el Frente Unido Comunitario que postulaba para presidente de la institución a Abraham Kaul, y estaba integrado por Avodá, Meretz, los Sionistas Apartidarios y 10 templos conservadores; seguido por el 23% por la lista AMIA es de todos integrada por rabais conservadores y reformistas junto a dirigentes de instituciones sociodeportivas.
Una pregunta que se hacían muchos miembros de la comunidad, era porqué Agudat Israel de Argentina no integraba el Bloque Unido Religioso.

LA VOZ JUDÍA consultó a los dirigentes de este movimiento comunitario y estos nos brindaron la correspondiente explicación, pero nos solicitaron que no la divulgáramos hasta finalizado el acto electoral, debido a lo cual consideramos que no era ético hacerlo.

Agudat Israel de Argentina comenzó a participar activamente de la vida política de la AMIA desde mediados de la década del sesenta del siglo XX hasta hace seis años, cuando sus miembros decidieron dejar de hacerlo por no contar con las garantías necesarias de ciertas disposiciones de la Halajá no serían transgredidas.

Nos explicaron que a partir de los años ochenta, cuando la presión de las instituciones que propugnaban un resquebrajamiento respeto de la Halajá referido a quien era judío, pues propugnaban que la AMIA aceptara las conversiones no halájicas al judaísmo que llevaban a cabo los rabais conservadores y reformistas, Agudat Israel comenzó a solicitar el compromiso escrito por parte del factor ideológico mayoritario, denominado Avodá, o en su defecto de quien sería el presidente de la AMIA, de que no se modificarían las normas que regían las disposiciones atenientes a quien se aceptaba como socio y a quienes se los sepultaba en los cementerios comunitarios, caso contrario no integrarían sus hombres la Comisión Directiva.

El ingeniero Luis Perelmuter, cuando asumió por segunda vez la presidencia de la AMIA, en 1990, lo hizo y lo cumplió. Recordemos que en esos años, Breira que contaba con una amplia representación en el Rat y la Comisión Directiva propuso la apertura de un cementerio parque en la zona norte del Gran Buenos Aires, pero que cuando en una sesión de la Comisión Directiva quedo bien en claro que si ese cementerio se habilitaba, el Gran Rabinato de la AMIA sería el encargado de todo lo que tuviera que ver con el ritual, lo que impediría el entierro de personas que no fueran halajicamente judías, a Breira le dejó de interesar el proyecto.

Durante la campaña electoral que se efectuó en los primeros meses de 1993, el doctor Alberto Crubnicoff, permanentemente afirmaba que la AMIA necesitaba una reestructuración pero que la misma no afectaría para nada lo que tuviera que ver con el ingreso de asociados y los entierros en los cementerios comunitario. Esto lo reafirmó en su discurso de asunción cuando dijo “Que todo puede cambiarse, menos la Torá”.

El doctor Crupnicoff cumplió con su palabra tanto en los meses previos al atentado a la AMIA, el 18 de julio de 1994 como después. En el primer período esta el caso de una mujer no judía esposa de un miembro encumbrado de una comunidad conservadora, que de acuerdo al rabai que la dirigía estaba en proceso de conversión y a la que se quiso enterrar en el cementerio de La Tablada en contra de las disposiciones administrativas vigentes, lo que motivo la energica protesta de los directivos de Agudat Israel, y cuando el presidente de la AMIA, que se encontraba fuera del país, fue consultado respaldo la decisión del Gran Rabino de que no correspondía efectuar el entierro. Luego del atentado, pese a la delicada situación que atravesaba la institución se negó a permitir que se asociaran a la AMIA muchos no judíos que deseaban hacerlo como una manera de demostrar su adhesión a la comunidad por el tremendo golpe recibido.

Oscar Hansman, quien fue el siguiente presidente de la institución se comprometió por escrito a respetar las decisiones del Gran Rabinato de la AMIA pese a que integraban la comisión directiva una importante cantidad de miembros del conservadorismo, entre ellos dos rabais, Sergio Spolski, el tesorero y Abraham Skorka, vocal. Durante esa cadencia se le ofreció a la AMIA venderle el cementerio jardín Colinas del Tiempo, operación que se frustró gracias a la investigación realizada por los directivos de Agudat Israel que descubrieron que entre las personas enterradas en dicha necrópolis había no judíos, cosa que era negada por los vendedores. Las respectivas copias de la documentación probatoria de que en Colinas del Tiempo había enterrados no judíos fue publicada en nuestras páginas y fueron de público conocimiento para toda la comunidad.

Hugo Ostrower, el siguiente presidente de la AMIA, en base a lo ocurrido en la cadencia anterior con Colinas del Tiempo, antes de la elección se reunió con los directivos de Agudat Israel y se comprometió a que no serían aceptados como socios personas que no fueran halájicamente judías, y durante todo su mandato esta postura fue sostenida oficialmente sin ninguna modificación aunque se comenzaron a notar algunas cosas con las que los miembros de Agudat Israel no estaban de acuerdo: actos culturales que se realizaban inmediatamente a la finalización de Shabat o los jaguim, que no se impedía a mujeres oficiar ceremonias religiosas en el cementerio de La Tablada, que ciertas solicitudes de adhesión de nuevos socios a la institución no pasaban por la Comisión de Socios, donde Jaime Portnoy z’l, que durante años fuera nuestro director, controlaba minuciosamente que estuvieran halajicamente en regla.

Cuando en el 2002 se conforma la lista única para el Rat que llevó a la presidencia a Abraham Kaul, los directivos de Agudat Israel dudaron integrarla, pero ante el pedido expreso del resto de los factores ideológicos aceptaron hacerlo, pero se negaron a integrar la Comisión Directiva pues Abraham Kaul se negó a comprometerse a que se mantendría el respeto de la Halajá y que se corregirían las fallas detectadas.

Evidente esa decisión, consultada previamente con importantes rabinos del mundo, fue un acierto pues durante esa cadencia se continúo sin impedir que mujeres oficiaran ceremonias en los cementerios comunitarios; que se enterraran en los cementerios a algunos fallecidos halajicamente no judíos aduciendo causas de fuerza mayor que deberían haberse evitado en su momento; que se dictara bajo el patrocinio de la AMIA un curso de jazanim donde se enseñaba a mujeres a oficiar para los Iamim Noraim y que luego el Vaad Hakehilot las enviaba a pequeñas comunidades del interior del país; que se aceptara que integren la Comisión Directiva casadas con no judíos halájicos; que rabais conservadores fueran invitados por las autoridades de la AMIA a ser la voz religiosa en actos organizados en el edificio de la calle Pasteur; además de que continuaron realizándose actividades culturales solventadas por la AMIA en Shabat.

Esta situación no vario, sino que se profundizó durante la cadencia que culmina el próximo 12 de junio y por eso Agudat Israel decidió abstenerse de participar en las últimas elecciones de la AMIA.

Los directivos de Agudat Israel nos dijeron también que el haber tomado esa decisión y haberla mantenido a lo largo de estos seis años fue respondido por la conducción de la AMIA con una medida muy drástica, la disminución sustancial de los subsidios que mensualmente recibía Torah Umesorah, y también los aportes para actividades especiales, como los Shabaonim que realiza.

Por otra parte, no bien se conocieron los resultados finales de la elección del 13 de abril, en el subsuelo del edificio de la AMIA se produjo un hecho sorprendente cuando los miembros del Bloque Unido Religioso celebraban haber obtenido el primer puesto bailando, el licenciado Abraham Kaul se acerco al rabino Samuel Levin y luego de saludarlo se unió al baile junto al rabino y a Ángel Barman. Este hecho fue interpretado por muchos de los presentes como la concreción de un acuerdo entre ambas listas que llevaría a la presidencia de la AMIA a Abraham Kaul, el único dirigente que se postuló abiertamente para ser presidente.

En los días siguientes consultamos sobre esa interpretación a Tomy Saieg, uno de los referentes del Bloque Religioso Unido, quien nos contestó que hasta después de Pesaj no se trataría el tema. En Jol Hamoed, Beny Zugman otro de los dirigentes del movimiento que obtuvo la primera minoría informó a los miembros de la Comisión Directiva de la AMIA que el candidato a presidente del Bloque Unido Religioso era el contador Ángel Barman.

Por qué no se cumplió el plazo que nos anticipo Tomy Saieg no lo sabemos, aunque quizás fue para evitar que la versión de que el licenciado Kaul contaba con el apoyo del sector “ortodoxo” continuara difundiéndose.

Como el Rat que debe elegir a la nueva Comisión Directiva de la AMIA recién sesionará el próximo 20 de mayo, todavía pueden producirse infinitas novedades, pero igual deseamos expresar nuestras congratulaciones al Bloque Unido Religioso por haber logrado convertirse en la primera minoría y esperamos que revierta la influencia disgregadora de quienes pretenden desnaturalizar la observancia de la Torá.

También que los integrantes del Bloque Unido Religioso prioricen los principios y no los cargos a ocupar en la próxima Comisión Directiva manteniendo la decisión que no se entierre a judíos en los cementerios de la AMIA, que no se envié más a mujeres a oficiar a las pequeñas comunidades del interior del país, que se deje de permitir que mujeres oficien en los cementerio de la AMIA, que a todas las Yeshivot, que son las que aseguran la continuidad judía, se las equipare con las escuelas e institutos educativos que reciben subsidios y que además de no aceptar como socios de la AMIA a personas halajicamente no judías tampoco se lo haga con aquellos casados con no judíos para evitar problemas futuros.

La historia del pueblo judío demuestra - por más que les pese a los judíos laicos, sionistas, conservadores y reformistas – que solo los judíos observantes de la Torá aseguran su continuidad mientras que los otros se asimilan al medio ambiente, lentamente al principio y aceleradamente luego, abandonando no solo las tradiciones sino renunciando a su identidad. Según sus dirigentes, como Agudat Israel no esta dispuesta a avalar con su participación en la vida política de la AMIA que abiertamente se transgredan las ancestrales tradiciones, que nos distinguieron a través de los siglos, mantuvieron su decisión de no participar en las pasadas elecciones del 13 de abril. Esperamos que, cómo consecuencia del resultado obtenido por el Bloque Unido Religioso, esa situación se modifique en los próximos tres años y que la AMIA vuelva a ser una verdadera kehila que sostiene, y apuntala, la continuidad judía.

 

La Voz Judía nro. 430

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