La Voz Judía


La Voz Judía
Pesaj
Por Sara Shnirer

Pesaj, es la fiesta de la libertad, ¿quién no cnnoce el dulce sonido de esta palabra? ¡Es el más preciado regalo de la humanidad!
Pero también está el lado inverso, que a todos produce repulsión, es la esclavitud.
Un pueblo suspira en Egipto bajo el pesado yugo de sus opresores, el exigente capataz con el látigo en la mano empuja al trabajo, ni un minuto se puede descansar, ni siquiera un suspiro puede exhalarse, los niños son arrancados de sus madres y arrojados al río, o tapiados al muro.
Y de pronto... ¿es acaso posible?
el llamado a la libertad llena el aire, se rompen las cadenas de aquellos que hasta ayer fueron esclavos, se levantan ante nosotros como un pueblo libre, enderezadas las espaldas, dominados por un ideal bajo la conducción de un gran jefe.
¿Cómo sucedió? ¿No es un suceso fuera de lo común?
Uds. seguramente dirán: ¿dónde está lo asombroso? También lo vemos en muchos otros pueblos, los cuales durante cierto tiempo estuvieron esclavizados y después fueron liberados.
Quienes hacen una pregunta así, ¿escucharon alguna vez de gente que nunca estuvo acostumbrada a vivir como un pueblo, para quienes la esclavitud ya era casi una cosa natural, se conviertan de pronto, en una sola noche, en un pueblo libre? Y sucedió sin ningún tipo de luchas, levantamientos o guerras, sino a través de la Fuerza Divina. ¿No demuestra eso que somos el pueblo elegido? Las maravillas que D”s realizó ante todos los pueblos no eran solamente para romper las cadenas que ataban nuestros cuerpos sino alentarnos a la libertad, y por esa libertad otorgada debemos estar siempre agradecidos y sentir Su sagrada voluntad.
“Y contarás a tu hijo en ese día diciendo”.
Ahí recide el secreto de la educación judía. No en forma teórica estudiarás Torá con tu hijo, sino mediante hechos, justamente “en la hora en que la matzá y el maror están ante tí”, cuando el niño ve cumplir todos los preceptos y recibe de inmediato las correspondientes explicaciones, entonces le quedará grabado para siempre.
Tres son los preceptos principales de la noche de Pesaj: Pesaj, Matzá y Maror.
“Pesaj”: el sacrificio de Pesaj, el cordero, que D”s ordenó a los judíos preparar en el 10* día de Nisán, como ese día era sábado cada uno lo llevó a su casa y lo ató a la cama. Los egipcios crispaban los dientes al ver a los esclavizados judíos atar a sus ídolos. Esto nos enseña que la persona siempre debe poseer coraje para anular a los falsos dioses que otros adoran, y entonces su triunfo está seguro.
Todo esto nos relata el Zroa, el asado trozo de carne en representación del sacrificio de Pesaj y cuando el padre muestra al niño el simbólico sacrificio debe decirle: “Esto es un sacrificio para D”s, cuando El salteó nuestras puertas y destruyó los primogénitos egipcios. Hay que tratar que todas nuestras malas acciones sean sacrificadas y hacer unicamente la Voluntad Divina”. Esto debe decirse con tal amor, que le quede al chico grabado en el corazón para siempre.
La Matzá y el Maror nos recuerda el pobre y amargo pan que entonces comimos, y en que situación nos encontrábamos hasta que nos convertimos en gente libre. Entonces prometimos recordar la hora de la liberación, por eso debemos mientras vivamos, servir a D”s, y también a nuestros hijos prepararlos para ello.
Siempre nos esforzamos para alimentar a nuestros hijos, ¿porqué no acallar también su hambre espiritual? ¡No podemos esperar todo de la escuela, que allí ya van a hacer todo, no! Desde la más tierna infancia debemos plantar en ellos las raíces de la religión, nunca debemos cansarnos de responder al niño todas sus preguntas; mientras se estudia con él, se está sembrando en su alma el ardiente amor hacia el pueblo judío, y eso influye en toda su vida.
Y otra cosa nos enseña Pesaj: no hay que esperar que el niño pregunte ¿qué es ésto?, cuando aún no sabe preguntar debemos iniciar nosotros la conversación, subirlo sobre las rodillas y contarle sobre el éxodo de Egipto de acuerdo a su pequeña captación y contárselo de manera tal que él también haga así con sus hijos. Tiene que parecerle: ahí está sentado en tus brasos y tú llevas el paquete con Matzá sobre la espalda... y se introduce en el mar... entre las paredes del agua... dominados por un sólo pensamiento: el cumplir Su deseo.
Uds., jóvenes judíos, que creen que con dejar de lado los preceptos demuestran vuestra inteligencia, prueben una vez preguntar a vuestro padre en la mesa del Seder: ¿qué es ésto?, piensen, van a ver cuánta alma encierra ese pobre trozo de Matzá, en el amargo Maror, y yo estoy segura que en la mesa del Seder, ustedes van a abandonar sus ideas extrañas y convertirse en verdaderos y correctos hijos judíos.

 

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