La Voz Judía


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Pesaj en la Shoá

Los siguientes son relatos sobre testimonios de sobrevivientes del Holocausto y demuestran la entrega

La Matzá que comemos Holzminden, Alemania, Pesaj 5705
Nosotros no podíamos conseguir ni siquiera un trozo de matzá, pero nos arreglamos para cocinar algunas finas rodajas de papa en la parte superior del horno. Así tendríamos algo para comer que nos recordara a la matzá. Mi viejo amigo Abraham Gesundheit había conseguido las papas a cambio de rodajas de pan. Yo había conocido a Reb Abraham en el Gerrer shtiebel jasídico en Cracovia, y ahora lo había vuelto a encontrar en el campo en Alemania, para fortuna de todos.
La primera noche de Pesaj nos arreglamos para reunir un minián para rezar durante la fiesta. Durante la semana de Pesaj, el ejército inglés comenzó a moverse en la región y cuando fuimos evacuados los aviones aliados bombardearon el tren en que estábamos nosotros. Muchos murieron a causa de esos bombardeos, y yo mismo me salvé por milagro.
Cuando llegó el tren a Bergen-Belsen, otro milagro nos salvó. Según el rumor, los alemanes habían intentado distribuir rodajas de pan envenenado antes de huir, y sólo la gracia Divina les impidió llevar a cabo su complot, con lo cual se salvaron los pocos sobrevivientes.
S.D.Horowitz, de Antwerp

Preciosa carga
Campo de Mülldorf, Grossrosen- Nissan 5705
Miles de prisioneros fueron puestos a trabajar en la construcción del campo para la aviación alemana. Las condiciones eran inhumanas. Algunos habían transportado bolsas de cincuenta kilos de cemento subiendo varios pisos, todo el día. Golpes e insultos eran las principales formas de “alentar” a los trbajadores…
Caminar por la espesa nieve era suficiente para dejar exhaustos a los musselmen, los esqueletos andantes. Los hombres caían muertos como moscas…
Pesaj se acercaba. Algunos judíos temerosos de D”s se acercaron a mí y me preguntaron cómo podían guardar adecuadamente la festividad. Nosotros decidimos que no importaba lo que sucediera, nosotros no tocaríamos jametz durante Pesaj.
Para ayudarnos, los Cielos nos enviaron un milagro.
Algunos aviones bombarderos americanos llevaron a cabo una misión contra un número de posiciones alemanas justo antes de Pesaj. Entre los objetivos estaba la estación de trenes cercana al campo, que fue totalmente destruída. Decenas de prisioneros judíos fueron asignados a la tarea de limpiar las ruinas, y para su sorpresa, ellos encontraron una montaña de granos de trigo entre los destrozos…Era peligroso contrabandear el preciado trigo dentro del campo, pero estos judíos arriesgaron sus vidas y lo hicieron con alegría.
Rabi Jaim Yehuda Meir Hagar

Heroismo sereno
Entre los relatos de heroísmo que se descubrieron en Auschwitz está en el los estudiantes de Bt Iacov. Prisioneros y maltratados, ellos se adhirieron fuertemente a los valores tradicionales judíos y a su conducta, y conservaron todas las mitzvot posibles con total dedicación. En particular, se preocupaban de todo lo referente a las relaciones humanas: ellos ayudaron al enfermo y alentaron a los desesperados incluso en los peores momentos. Ellos prepararon, incluso, un Seder de Pesaj en mitad de la noche. Se hizo sin matzá ni vino, que eran imposibles de conseguir: la idea era simplemente elevar los espíritus de todos.
Una de estas heroicas figuras era Tilly Rinder, del pueblo de Teczin. Ella tenía sólo 18 años, más o menos. Milagrosamente, cuanto mayor cuidado y atención mostraba hacia sus hermanos prisioneros, mayor respeto tenían los nazis hacia ella.
Su asiento estaba en un lugar prominente: la oficina de la barraca de mujeres. Y desde allí ella manejaba varios hilos, cada uno envuelto en amabilidad y piedad. Todo lo que hacía implicaba un peligro para ella, pero ella seguía, siempre personalmente, yendo hacia todos los lugares en los que pudiera hacer un bien.
Ella renunció a su cargo en la oficina de la barraca cuando supo que se estaba por llevar a cabo una selección entre sus pares. En tal caso ella podría, incluso sin desearlo, ser obligada a tener alguna participación en la condena a muerte de un inocente. Por lo tanto, ella ya no pudo permanecer en las oficinas.
Esa renuncia de tan cómoda posición impactó la atmósfera del campo de muerte con una fuerza explosiva. Aparte del hecho de que ella estaba renunciando a todos esos magros beneficios, el sucio trabajo que Tilly no quería hacer, sólo podía ser hecho por alguien más.
Sí, Tilly comprendía, pero estaba decidida a que ella misma quería permanecer limpia.
Nunca debería tratar de disculparse.
Pessa Sheroshewsky

 

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