La Voz Judía


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ESCLARECIMIENTO
Se es “judío” o “no judío”

Por A Berg



Aunque no es la denominación más apropiada la de “judío”, es la más corriente con que se designa a los miembros de la “nación israelita” “Bene-Israel” en hebreo significa hijos de Israel = Jacob, nuestro patriarca hijo de Itzjak y nieto de Abraham, iniciador de nuestro pueblo.
La “nación israelita” tuvo el merito de recibir la “Torah” (ley) hace 3320 años al pie del monte Sinaí, constitución y códigos para toda la humanidad, que contiene 613 preceptos obligatorios para la nación israelita, siendo solo 7 los preceptos obligatorios para el resto de las naciones.
Todos estos preceptos se deben a la “responsabilidad” de ser depositarios de esta “ley” para conducirse de acuerdo a ella, debiendo ser ejemplo para toda la humanidad y transmitir sus enseñanzas a todas las naciones.
Todos estos preceptos son “irreformables” ni en sus mínimos detalles, así lo atestigua el versículo 14 – capitulo 28 del 5° libro del Pentateuco, que dice “no te desvíes de todos estos preceptos para aumentar ni disminuir de ellos pues caerás en “paganismo”.
La existencia de la “nación israelita” hasta nuestros días, luego de 3320 años, las vicisitudes, persecuciones, holocaustos y discriminaciones, se debe exclusivamente a “mantener fielmente” el cumplimiento de la “forma de vida” legislada en la “Torah”, no existe religión judía, el judaísmo es la practica de los preceptos ordenados a nuestra nación por el “creador” de todo lo existente, y que determina una vida honesta, justa, humanitaria, solidaria que hacen la felicidad y la paz a sus practicantes.
“Judío” es el nacido de padres judíos o el “converso” de acuerdo a la Halajá (ley judía), leyes establecidas por el Creador y nuestros sabios de estricto cumplimiento, que en caso de no cumplirse sus disposiciones invalidan la conversión, y el prosélito sigue siendo el mismo “no judío” que antes de la conversión.
Desde esta columna hemos esclarecido reiteradamente esta legislación y sus consecuencias, a la vez que denunciamos el accionar de delincuentes comunitarios (violadores de nuestras leyes), quienes pretenden transgredir las mismas y promocionar la igualdad entre judíos y no judíos para lucrar con conversiones, casamientos, circuncisiones, Bar y Bat – Mitzvá, divorcios y hasta entierros prohibidos, explotando el desconocimiento de muchos de los miembros de nuestra comunidad en estos temas.
Los eventos enumerados son falsos e inválidos, siendo solo actos de “sacerdotes paganos” disfrazados de rabinos.
No es cuestión de ortodoxos o fundamentalistas como estos paganos pretenden llamarlo, es la “forma de vida milenaria de nuestra nación lo que nos da nuestra “identidad” y “continuidad”.
Estamos orgullosos de ser “judíos”como lo fueron nuestros abuelos y como esperamos y hacemos lo necesario para que nuestros nietos lo sigan siendo.
El “judaísmo” no es religión ni creencia.
En ningún sitio del “Tanaj” se menciona el termino “creer” como en las religiones paganas, “cree en fulano y te salvarás”.
El creador en el mismo texto bíblico dice a sus criaturas “ve iadata et Hashem Elokeja” “y entenderás racionalmente a tu Creador, tu autoridad”
Nada de esto quieren comprender los paganos aun con disfraz rabinico, preparados en falsos seminarios, donde la materia principal es la oratoria y el engaño para estafar a inocentes.
A través de nuestra extensa historia tuvimos en todos tiempos y lugares movimientos reformistas, que para enumerarlos necesitaríamos varios libros, pero daremos algún ejemplo del resultado de “reformas” ya en tiempo de los griegos, el auge y la moda de la cultura helenista con su sofisticado paganismo hizo mella en la nación israelita, habiendo llegado a instalar ídolos paganos en el Bet – Hamikdash (el lugar más sagrado de Jerusalén) con el beneplácito generalizado, hecho que culmino con la rebelión de los Jasmoneos, derrotando a los griegos y produciendo el hecho de “Janucá”.
Consecuencia de la influencia de las innumerables filosofías y sectas griegas, también en Israel surgen sectas, una constituida por “judíos” de tipo mesiánico, que al principio se denomino “nuevos judíos” y con sucesivas reformas termina en el cristianismo, que con las cruzadas y la inquisición cometieron los peores crímenes de la historia en nombre de un dios pagano.
La otra religión monoteísta fue originada por Mahoma, quien se declara Mesías, y a raíz de sus conocimientos bíblicos escribe el “Coran”, siendo rechazado por los judíos, dirigiéndose al desierto donde recluta bandas nómades y llega a dominar la mayor parte del mundo durante siglos sometiendo a las naciones a sangre y fuego con las consecuencias hasta nuestros días del fundamentalismo islámico inspirador del actual terrorismo que amenaza a la humanidad.
Así como cristianismo y el Islam, reformas de la palabra divina produjeron las consecuencias descriptas, también los movimientos reformistas del ultimo siglo fueron el puente al cristianismo, ante el fracaso estrepitoso de los reformismos, surgen otros movimientos recientes que se auto titulan “conservadores”, como contrarios a los reformistas fracasados.
Los reformistas tuvieron la honestidad de declarar sus intenciones equivocadas, mientras los “conservadores” tuvieron la hipocresía y el engaño de llamarse así queriendo demostrar que ellos “conservarían” todo como era originalmente, produciendo cambios, mas moderados que el reformismo, pero igualmente prohibidos, dando por resultados la asimilación en sus diversas formas. Prueba de esto es que no existe una tercera generación de conservadores pues se asimilan sistemáticamente.
Hemos recibido en nuestra redacción un e-mail fechado 6/12/07 de un señor Alex Rubinstein, en el que comenta el caso de una hija judía que se casará con un no judío, en términos agresivos contra Jabad Lubavitch, con una serie de consideraciones que no viene al caso comentar, en el que demuestra su desconocimiento de las leyes y costumbres de la nación israelita, de la que dice formar parte.
Desconociendo también a una de las más prestigiosas instituciones judías a nivel nacional y mundial como lo es Jabad Lubavitch, quienes realizan titánicos esfuerzos en todos los rincones del país y en todos los niveles socio-económicos por preservar la identidad y la continuidad de nuestra nación.
Este señor pregunta en su e-mail si conocemos alguna formula para explicar a su futuro yerno y su familia la actitud de Jabad Lubavitch de negarse a prestar el nombre de su institución “ieladeinu” para recibir dadivas con motivo de ese matrimonio prohibido por la legislación judía.
La formula es simple la nación israelita subsiste a lo largo de 3200 años solo por su fidelidad a las leyes de quien lo estableció como “pueblo elegido” que debe vivir de acuerdo a esa estricta reglamentación.
El quebramiento de dichas disposiciones han traído solo desgracias sobre nuestra nación en todos los lugares y épocas donde se practicaron, conduciendo solo a la pérdida de grandes masas de nuestra población.
Es incomprensible el odio que trasunta el e-mail mencionado, solo podemos suponer que se genera en la frustración de un padre que aprendió de sus abuelos que lo que le ocurre no es lo mejor para su hija.
Sin intención de discriminar manifestamos no por ser judíos o no serlo se es mejores seres humanos, hay en ambas partes buenos y malos, solo que los judíos fuimos ordenados a vivir de determinada forma y no podemos actuar libremente a nuestro antojo.
En la respuesta a ese e-mail el Rabino Tzvi Grumblat de Jabad Lubavitch invitó al autor del mismo al dialogo, negándose hasta el presente.
Admiramos la actitud de Jabad Lubavitch ante un hecho doloroso para nuestra comunidad lamentablemente muy frecuente. Deseamos a Jabad Lubavitch el mayor de los éxitos, que lo están teniendo en su obra por preservar nuestra identidad y asegurar la continuidad de nuestra nación.

 

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