La Voz Judía


La Voz Judía
Juan Pablo II:aún no está todo dicho...
Sylviane.de.nice@caramail.com

Carta de una lectora publicada en el Diario Kountrass News de Israel, en mayo de 2005

El Papa ha muerto. Que su alma descanse en paz. Lo digo con el mayor de los respetos hacia quien, el mundo entero, ha acordado en denominar “el” Papa de la reconciliación más importante: la reconciliación judeo-cristiana.
El fue el primero en pisar una sinagoga en Roma, en el año 1986; fue el primero en pedir perdón a los judíos frente al Kotel, en el año 2000, por dos siglos de masacres perpetradas contra ellos; él fue el primero en pedir perdón en Yad Vashem, por el silencio de la Iglesia ante la Shoá. Amén.
Pero a mi, en tanto cristiana de nacimiento (que es más que ser católico, aún cuando yo sea por sobre todas las cosas laica, inlcuso agnóstica), me hubiera gustado que Juan Pablo II hubiera podido llevar su lógica hasta el extremo, y que dijera sin vueltas la verdad, toda la Verdad. Incluso en lo relativo a lo que el Vaticano jamás quiso reconocer. Pues entonces los judíos sabrían, al menos, cuáles son todas las cosas que deben perdonar.
Por otra parte, no es sólo a los judíos sino a la humanidad entera a quien el Vaticano debería confesar qué pasó durante el período de Pío XII y por qué él debería pedir perdón. ¿Por qué?
Recapitulemos brevemente el antagonismo judeo-crsitiano, que históricamente nunca hubiera debido existir...
...Había una vez un Judío de nombre Jesús (Yeshua, Yoshúa...). El debió haber sido muy carismático como para generar un grupo de admiradores que se transformaron en discípulos, del mismo modo que funcionan hoy en dia los líderes políticos, religiosos, o los jefes de las sectas. El mismo esquema mecánico.
Y sus “fans”, en vez de convertirlo en un dios, lo convirtieron en un hijo de D”s...Eso es todo. Cada uno es libre de creer en lo que quiera, no es mi intención llevar el debate al terreno de la religión. Puesto que las consecuencias no fueron más que básicamente humanas.
Parece que los relatos (según transcurren en los Evangelios) concernientes a ese Judío que fue Jesús de Nazaret, que comenzaron a escribirse unos cincuenta años después de su muerte, por gente que probablemente jamás tuvo contacto con él, fueron en parte inventados, reinventados, transformados y metamorfoseados, con la finalidad de hacer de ese hombre una superestrella internacional, capaz de atravesar dos mil años de historia.
Esto no hubiera constituido un problema real si no fuera porque los cristianos lo hicieron objeto de la manipulación más grande de todos los tiempos. Una manipulación dirigida, aparentemente, a conseguir la erradicación del judaísmo. Y aquí surge la mayor de las paradojas, dado que el cristianismo nace directamente del judaísmo, y en sus orígenes era puramente judío. Jesús era judío, María era judía, los apóstoles eran judíos. Entonces, ¿me pueden explicar cómo se puede ser a la vez cristiano y antisemita?. Sin embargo...
...La Iglesia comenzó por hacer creer que los Judíos habían matado al hijo de D”s. Y hubo que esperar hasta Juan XXIII y el Concilio Vaticano II, ¡en 1962!, para que ella reconociera que los judíos no tuvieron nada que ver con la crucifixión de Jesús. Aleluya, es mejor tarde que nunca...(Recordemos el hecho de que el Vaticano, durante el reinado de Juan Pablo II, no reconoció al Estado de Israel sino hasta el año 1993, ¡cuarenta y cinco años después de su creación!). Esto prueba que la rectificación acerca de la muerte de Jesús, no tuvo un verdadero peso frente a dos mil años de una mentira fosilizada en el inconciente colectivo, porque muy pocos cristianos parecen estar al tanto, incluso en nuestros dias. No hace falta más que ver el impacto que tienen algunos films como La Pasión de Cristo.
Pero antes de Juan XXIII, - ¡que magnífica excusa la de que “ELLOS mataron al hijo de D”s”, para justificar dos siglos de persecuciones y de masacres sin fin contra los Judíos!- se los torturó, expulsó y exiló; se quemaron sus libros sagrados; ellos mismos fueron quemados en hogueras, incluso los que habían sido forzados a convertirse al cristianismo. Se los hizo cargar con motes escalofriantes especialmente inventados para ellos, tales como “guetos” (en Venecia), y “pogroms” (en Rusia). Se los ha diezmado en nombre de todos los dioses, de todos los tiempos, y en todos los lugares. Se los obligó a portar insignias que son el sello de la infamia (antes que la estrella amarilla hubieron muchas otras en todas las épocas)...
Todo eso durante dos mil años, al cabo de los cuales un tal Adolfo Hitler, se sirvió de los Evangelios, y más precisamente del pasaje en el cual Jesús echa a los mercaderes del Templo, y decide que ya es tiempo de echar a los mercaderes del Templo, que, en su versión renovada, se encarnó en la idea de erradicar de una vez por todas a los Judíos de la faz de la tierra.
En plena era industrial, terminado el trabajo artesanal que no podía matar más que “algunas decenas” de judíos a la vez, se pasó a las usinas de la muerte, con un diseño más bello: Auschwitz. Allí llegaban a fenomenales rendimientos: decenas de miles de muertos por dia.
Yo osé pensar que si Juan Pablo II hubiera sido Papa en la época de la Shoá, el crimen cometido por el Vaticano, antes, durante y después, no hubiera llegado tan lejos.
Posiblemente él se hubiera contentado con no tomar parte. Eso ya hubiera sido un mal menor...
Pero en esa época, el Papa se llamaba Pío XII. Y tanto él como el Vaticano actuaron mucho peor que permaneciendo simplemente neutrales y silenciosos...Puesto que Pío XII y Hitler tenían una cosa en común: un odio visceral hacia los judíos...
Y lo que continúa, yo que no soy judía, no puedo perdonarlo. En efecto, el verdadero crimen no fueron ni la NEUTRALIDAD ni el SILENCIO concurrentes de la Iglesia, sino que desde 1942, el Vaticano tenía conocimiento (como la mayor parte de los estados occidentales), de la existencia de los campos, como así también del proyecto íntegro de exterminación de los Judíos. Pero, al fin de cuentas, los funestos proyectos de Hitler ¿no se parecían a los que la Iglesia se había empeñado en realizar durante dos mil años?.
Un pequeño paréntesis: muchos prelados fueron deportados también por los nazis, aquellos que no aceptaban volverse cómplices del horror, aquellos que intentaron hablar, aquellos que no eran representantes de esa cara oscura y extremista del catolicismo que tanto fascinaba a Hitler (se habla de ello claramente en Mein Kampf), es decir, el lado guerrero, dictatorial, intransigente, despiadado, de verdugo, expansionista y exterminador... Jesús que echó violentamente a los mercaderes del Templo...SI. Pero Jesús que puso la otra mejilla...NO.
Así pues, hay que creer que el odio que el Vaticano experimentaba por los Judíos, era superior al amor que tenía por sus propios fieles. No satisfecho, entonces, con no haber dicho nada ni haber hecho nada para impedir la Shoá, el Vaticano simplemente ha colaborado.
Fue más lejos; le proporcionó a los alemanes sus fichas genealógicas que permitían, por deducción saber quiénes eran judíos. Más aún, durante la derrota alemana, el Vaticano hizo por los NAZIS lo que jamás había hecho por ningún JUDÍO: decidió salvarlos, haciendo todo lo posible para hacer zafar a esos bárbaros criminales de la justicia de los hombres.
Por ejemplo, el Vaticano creó una verdadera red, via sus monasterios por toda Europa, llegando hasta Sudamérica, para permitir a la elite nazi escapar. Los proveyó de documentación con visado (el Vaticano es un estado, no lo olviden). Incluso integró a la mayoría de los altos dignatarios del Tercer Reich a su piadoso estado mayor...
Y, en un último gesto de caridad cristiana, el Vaticano no sólo se contentó con salvar la vida de los nazis, sino que también se ocupó de su “reinserción profesional”. Asimismo se ocupó del alma de Adolf Hitler, de modo de ahorrarle la condenación eterna. ¡Pobre Adolfo!, no se lo merece; él que no ha hecho más que echar a los mercaderes del Templo...¡como Jesús! ¡Tres dias después de su suicidio, el cardenal Bertram, de la Conferencia de Obispos Católicos de Alemania, organizó misas de Requiem por la memoria del Führer! Requiem por la encarnación del Mal Absoluto...
En efecto, para el Vaticano era visiblemente más fácil rezar por el alma de un verdugo suicida que rezar por el alma de sus víctimas, seis millones de Judíos, a los que él les infligió la muerte después de hacerlos pasar por los más abominables sufrimientos; entre las víctimas había también un millón y medio de pequeños ángeles, que no eran más que niños...
Pues bien, hoy planteo estos interrogantes: ¿díganme cuándo la Iglesia ha reconocido esa estrecha colaboración entre el Vaticano y el Tercer Reich? ¿cuándo un Papa, sea cual fuere, ha pedido perdón a los Judíos y al resto del mundo por ese hecho?. Jamás, que yo sepa.
He aquí los motivos por los cuales yo tenía esperanzas de que, antes de su muerte, Juan Pablo II pidiera perdón, en nombre del pasado, por lo que fue esa infamia.
Después de todo, al cabo de dos mil años de persecuciones y de masacres, unas más atroces que otras, no sería nada más que un “detalle” pequeño ¿no es cierto? Ustedes saben: los famosos “detalles” de la historia...

 

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