La Voz Judía


La Voz Judía
LA CORTE SUPREMA SECULAR ACTÚA COMO UN DICTADOR
Por Menajem Porush, Jerusalem

El gran líder Dr. Nathan Birnbaum, uno de los fundadores del movimiento sionista, fue quien sugirió el nombre de Sionismo a dicho movimiento. Como es sabido, él se convirtió en un verdadero baal teshuvá, y se unió al movimiento Agudat Israel, siendo admirado por nuestros grandes pensadores.
El Dr. Birnbaum escribió un libro titulado “Entre judíos como en la diáspora” (“In Golus by Yidden”), en el cual describe la vida de los judíos en el galut. Sus descripciones tienen en la actualidad una vigencia mucho mayor de lo que cualquiera pueda imaginar.
Aunque estamos viviendo en Eretz Israel, podríamos decir que es como si estuviéramos viviendo igual que en In Golus by Yidden. A medida que seguimos los acontecimientos y vemos cómo está conduciéndose el gobierno de Israel liderado por Arik Sharon, no podemos menos que estremecernos ante el número y el tipo de acciones que se están llevando a cabo en contra de los principios religiosos. La situación es realmente increíble.
Nosotros, como judíos religiosos, nos sentimos embargados de tristeza. En primer lugar, las leyes de la Kneset no toman en cuenta a los principios halájicos. Quienes formulan las leyes prestan gran atención a la comparación entre ellas y las de otros paises, pero no prestan ninguna atención a la ley de la Torá. Pero peor aún son las medidas que toma la corte secular. La Kneset formula las leyes, el gobierno las cumple y la corte toma medidas de acuerdo a esas leyes. La finalidad de la corte es determinar si cada uno actúa o no de acuerdo a las leyes, pero no debería tener el poder de tomar medidas en cuestiones ideológicas; no debería permitírsele interferir en cuestiones halájicas.
Ni en nuestras peores pesadillas pensamos jamás que pudieran existir problemas tales como los creados por la corte secular en Israel. En lugar de dedicarse sólo a determinar si las leyes de la Kneset son cumplidas o no, están yendo mucho más lejos. Los jueces seculares están interpretando las leyes de la Kneset desde su punto de vista secular mientras se niegan a prestar atención a los conceptos básicos religiosos. Ellos están usando su poder para dirigir a Israel de acuerdo a lo que ellos, en tanto jueces seculares, quieren, pasando por alto lo que las leyes religiosas exigen.
La Suprema Corte se ha convertido en una dictadura.
En otro artículo mencioné la decisión de la Suprema Corte de reconocer en Israel como judíos a los no judíos convertidos fuera de Israel por los movimientos Reformista y Conservador, y en consecuencia les otorga todos los derechos de ciudadanía. Los jueces de la Suprema Corte están forzando el reconocimiento de las conversiones de los reformistas y los conservadores, que utilizan procedimientos de conversión que no son válidos. Esa es una cuestión halájica de la que deben ocuparse las autoridades religiosas. Dicha decisión da por tierra con el principal y más sagrado principio referido a Quién es Judío.
Después de publicada la decisión de la corte surgieron muchas protestas de todos los sectores, pero la situación no se modificó en lo más mínimo.
Reconocer las conversiones de los reformistas y de los conservadores significa que la santidad de la nación judía nos ha sido robada en nuestra Tierra Sagrada. Por medio de la decisión de la Suprema Corte, cualquier no judío del mundo no tiene más que pasar por una conversión hecha a la ligera para ser reconocido como judío y recibir la ciudadanía israelí en forma plena junto con todos sus beneficios.
Cuando nos sentamos alrededor de la mesa sagrada del Seder de Pesaj – en medio del clima creado por Pesaj – nosotros rezamos: “Hashaná hazot po, leshaná habaá beIsrael; hashaná hazot avadim, leshaná habaá bnei jorín”. Este año estamos aquí, pero el próximo año deseamos estar en la Tierra de Israel; este año somos esclavos, pero el próximo año deseamos ser hombres libres.
Aún cuando estamos en la Tierra de Israel nosotros nos sentimos como si estuviéramos en el Galut. Estamos corriendo un gran peligro. Los principios sagrados por los cuales hemos luchado en nuestro horrendo galut están ahora siendo extirpados en nuestra Tierra Sagrada.
En el estado de Israel hay una Corte Suprema que está usando sus poderes en forma dictatorial para extirpar los principios básicos de nuestra sagrada vida judía.
¿Podemos quedarnos callados? Definitivamente ¡no!. NO debemos permanecer callados.

 

Nro 367 Iyar del 5765 / Mayo de 2005

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