La Voz Judía


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La ONU: Una fuente de prejuicios anti judíos

En el párrafo de apertura de los estatutos de la ONU de 1945, se declara su objetivo: “Mantener la paz y la seguridad internacional y para lograr este fin tomar medidas colectivas eficaces para suprimir actos de agresión.” Al aparecer después de la Segunda Guerra Mundial y del genocidio de los nazis en contra de los judíos, era comprensible que la ONU deseaba preservar la paz en todo lo posible, pero cuán lejana está ahora de ese camino. Irónicamente la ONU se ha convertido en el deposito de cientos de años de antisemitismo europeo, sazonada con una dosis de antipatía izquierdista hacia los judíos, con el resultado de que ahora está trabajando en contra de los principios que había prometido proteger, la agresión de cualquier grupo hacia otro por motivos racistas o religiosos.
Las semillas de la postura antisemita de la ONU comienzan a florecer en 1975 cuando pasó una ley según la cual el sionismo es una forma de racismo. Esto le dio un matiz respetable a muchos arranques de rabia en contra de Israel y en contra de los judíos que formaban parte de la asamblea, y le dio a los países árabes la oportunidad de denunciar abiertamente a Israel como estado agresor y racista. Ofreció un conducto para el flujo del veneno antisemita después de la Segunda Guerra Mundial, cuando había quedado fuera de moda atacar a los judíos que habían víctimas del Holocausto. Hoy día hay muchos, como el desprestigiado historiador David Irving, que niega el Holocausto por completo.
Entre 1967 y 1988, 429 resoluciones anti-israelí pasaron en la Asamblea General de la ONU. Israel fue “condenada” 321 veces. Durante todo este tiempo, no hubo ni una sola condena hacia alguna nación árabe. La ecuación de sionismo – racismo no fue revocada hasta 1991, no antes de haber causado enormes daños y de haber cambiado la opinión mundial sobre Israel. Naturalmente, ni un solo país árabe votó para revocarla.
En el 2002, después de la indignación árabe a causa de supuestos crímenes de guerra en un campo de refugiados en Jenin, el Secretario General de la ONU Kofi Annan nombró un equipo de investigación en Jenin, hogar de por lo menos 28 terroristas suicidas, de los cuales 23 llevaron a cabo ataques exitosos sobre civiles israelíes. Bajo la evidencia de que el Ejército israelí no cometió crímenes de guerra en Jenin, la investigación fue cancelada pero la reputación de Israel se vio dañada cuando el Secretario General de la ONU agregó que “la sombra arrojada por los eventos recientes en el campo de refugiados de Jenin permanecerá.” La insinuación de culpa donde esta no existe es el sello del funcionamiento de la ONU. Las naciones árabes lo descubrieron hace tiempo, que si uno repite una mentira durante la cantidad suficiente de tiempo, se prolifera y se convierte en una verdad aceptada.
La Comisión de “Derechos Humanos” de la ONU incluye baluartes de libertad civil como Zimbabwe, Argelia, China, Bahrain, Congo, Sudan (actualmente en las garras de una guerra civil iniciada por la tribu árabe de Janjaweed), Rusia, Siria, Uganda y Libia. En el 2002 este grupo pasó una resolución pro terrorista justificando “todos los medios disponibles, incluso la lucha armada” para establecer un estado palestino, dando luz verde a los terroristas suicidas. Se les unieron a la puja seis miembros de la Unión Europea. Y ya que estamos en el tema de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, ¿quién mejor que el Coronel Gadaffi de Libia para ser su presidente? Ni siquiera un guionista de Hollywood se hubiese atrevido a soñar esta historia.
Durante el 2001 se realizó la infame conferencia en Durban que se deterioró en una tormenta de odio en contra de Israel y el pueblo judío. Anne Bayevsky, profesora de la Escuela de Leyes de la Universidad de Columbia, describió las horrendas declaraciones que caracterizaron la reunión. En las presentaciones ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, los delegados árabes “acusaron a los israelíes de tener que matar árabes para poder observar Iom Kipur y de inyectar sangre con HIV positivo a niños palestinos.”
Unos días después, 19 árabes atacaron las Torres Gemelas y el Pentágono, como para demostrar la relación entre dejar libres los demonios de la mentira y la calumnia y el fortalecimiento de los actos de maldad y destrucción.
El profesor Bayevsky ha criticado durante mucho tiempo el comportamiento de la ONU. “Incluso cuando se juzga la hipocresía con la que frecuentemente la ONU ha tratado sus propios principios, la tolerancia hacia la hostilidad de organismo respecto a los justos reclamos de Israel y el pueblo judío sigue siendo un caso especial.”
En julio de este año, cuando la ONU mantuvo su primer conferencia sobre antisemitismo, el profesor Bayevsky dijo que “Las Naciones Unidas se han convertido en el abastecedor global de antisemitismo, intolerancia y desigualdad en contra del pueblo judío y su estado.”
En una curiosa introversión de lógica la ONU, un centro donde el odio y la condena de Israel y el pueblo judío floreció durante mucho tiempo, organizó una conferencia para examinar las raíces del antisemitismo. Kofi Annan reprochó a aquellos que “esparcen continuamente mentiras y estereotipos sobre los judíos y el judaísmo.” En su artículo sobre la ONU en el Jewish World Review del 1ro de julio, Joel Mowbray escribe que “El hecho que las Naciones Unidas alberguen una conferencia sobre antisemitismo es como si el Klu Klux Klan haría una sobre racismo: Puede producir alguna que otra discusión interesante pero una organización profundamente intolerante no cambiará su naturaleza.”
El apoyo abierto al terrorismo es algo que dudaríamos en asociar con la ONU a pesar de su historial respecto a Israel. Hace algunas semanas, el jefe de la AATNU (Agencia de Ayuda y Trabajos de Naciones Unidas), Peter Hansen admitió que, “estoy seguro de que hay miembros del Hamas en la AATNU y no creo que sea un crimen.” Una rama de la ONU que ayuda a los refugiados palestinos apoya abiertamente al Hamas, un instrumento de terror. Los Estados Unidos le dan al AATNU una ayuda anual de U$S 100 millones, Canadá 10 millones y la Unión Europea más de la suma de estos dos. Nuestros impuestos ayudan a apoyar el terror en contra de Israel a través de las oficinas de una organización establecida para prevenir la agresión. Es una situación insostenible.

 

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