LA VOZ y la opinión


Periodismos Judeo Argentino Independinte
ISRAEL: “EL JUDÍO” ENTRE LAS NACIONES
Por Lic. Patricio A. Brodsky
patobro@fullzero.com.ar
“A diferencia del nazismo, que sólo ofrecía la muerte,
el antisemitismo de la Iglesia ofrecía a los judíos una salida: la conversión.
El antisemitismo liberal ofrecía a los judíos una salida: la asimilación.
Y la actual ofensiva de antisemitismo relacionado con Israel,
ofrece también una salida a los judíos: el antisionismo”

Emanuelle Ottolenghi



¡Cómo ha avanzado el mundo!, ayer los nazis asesinaban judíos y el mundo volteaba la mirada hacia otro lado; hoy en día, mientras el terrorismo fundamentalista continúa asesinando judíos (israelíes), la opinión pública no se queda en silencio (fustiga a las víctimas por defenderse).

La perduración del odio antisemita tiene su expresión actual en la crítica indiscriminada hacia el Estado de Israel; mientras a otros estados se les permite ciertas “imperfecciones” (por ejemplo 1.000.000 de cristianos muertos a manos de musulmanes en Sudán, 100.000 palestinos asesinados por los jordanos en septiembre de 1970, etc.) al Estado judío se le condena la mínima acción que la “opinión pública mundial” (la misma que guardó silencio durante la Shoah) considera unilateralmente como “violación a los derechos humanos” (por ejemplo el cerco erigido para defender a los civiles indefensos de los bombarderos onanistas que buscan acceder al paraíso donde supuestamente los esperan 70 vírgenes; al respecto me pregunto ¿Es que acaso una religión tan castradora en este mundo es tan “abierta” en el otro?. Suicidas, ¡cuidado!, no vaya a ser que Komehini, junto con el jeque Yassin y otros fanáticos ya fallecidos prolonguen allí sus dictaduras represivas y hayan impuesto sus “vedas” de alcohol, sexo, etc. Por otro lado, ¿me pregunto si esto de las 70 vírgenes será igual para las mujeres obligadas a “suicidarse” para no morir apedreadas por su infidelidad conyugal?).

El trato desigual dirigido contra Israel (un verdadero hecho de discriminación) es una evidente manifestación de judeofobia; expresión de ésta se puede ejemplificar con la condena del movimiento nacionalista judío, el sionismo, considerándolo una forma de racismo (mientras que en Israel alrededor del 30% de sus ciudadanos no son judíos pero gozan iguales derechos; mientras que en los países musulmanes, cristianos y judíos [los que aún no fueron expulsados o asesinados] viven segregados), por otro lado, la misma ONU que condenó dos veces al sionismo como una forma de racismo, hasta ahora nunca ha condenado al antisemitismo como una forma de racismo (sabemos que la mayoría del mundo árabe es profundamente antisemita y por ello se opone a la condena); asimismo, resulta inexplicable (excepto por el odio irracional) que el 60% de los europeos consideren a Israel como el principal peligro para la paz del mundo (sobre todo teniendo en cuenta que la única paz que aceptarían los radicales musulmanes es aquella que se construya sobre la destrucción de Israel y la deportación masiva ¿a campos de exterminio tal vez? de la población judía de Medio Oriente. O que se acepte la existencia de “refugiados” árabes de Israel mientras cuidadosamente se ocultan los refugiados judíos del mundo musulmán. La discriminación antiisraelí se expresa en la condena moral hacia Israel, haga lo que haga, mientras hay terribles dictaduras genocidas desperdigadas por el mundo, es Israel quien recibe una de cada tres resoluciones de condena emitidas por la ONU.

Entre las muchas acusaciones disparatadas que se dirigen contra Israel hay una que parece ser “muy seria” y que es uno de los principales argumentos de la “izquierda”, es la acusación de que Israel es un Estado “expansionista” y “guerrero”; si fuera de esta manera cuál es el motivo por el que en 1993 devolvió a Egipto la totalidad de la Península de Sinaí (conquistada tras una guerra defensiva contra el exterminio vociferado desde todo el mundo árabe en 1967) (1) ; al mismo tiempo quienes acusan a Israel de esta forma, ocultan que los Estados Árabes desde 1947 (y a los que a partir de 1965 cuando se “descubrieron” se sumaron los palestinos) se opusieron a la partición del mandato británico y a la creación de un Estado Judío y otro Árabe, y a partir de 1948 se lanzaron a una guerra de exterminio (a la que seguirían cuatro guerras más); como por la vía militar no obtuvieron réditos (por el contrario, perdieron territorios, Egipto la Franja de Gaza y la Península de Sinaí, Jordania a Cisjordania y Jerusalem Oriental; mientras que Siria perdió las Alturas del Golán) decidieron cambiar la estrategia, e incluso algunos como Egipto y Jordania decidieron firmar la paz. Los palestinos decidieron un cambio de estrategia, la cual hasta ahora les ha brindado la simpatía de un mundo cada vez más judeofóbico, ahora sólo hacen “Intifada” (la guerra de las piedras, aunque mechada con alguna que otra bomba y francotiradores que disparan detrás de una cortina de niños).

Ningún otro hecho (inclusive conflictos infinitamente más violentos) ha suscitado tal nivel de posicionamiento prejuicioso en el que se puede apreciar que gran parte de la “opinión pública internacional” (incluyendo a la mayor parte de la autodenominada “izquierda marxista”), haciendo gala de una arbitrariedad manifiesta y de un asombroso esquematismo maniqueo han reemplazado los análisis del proceso de Medio Oriente por un parcialidad consistente en apoyar acríticamente las acciones antiisraelíes (aún los bombardeos contra civiles) y condenar automaticamente las acciones emprendidas por Israel (inclusive las que conducirían a la paz a largo plazo como la retirada unilateral de la Franja de Gaza); según esta visión infantilista, los terroristas fundamentalistas son “los buenos” y los judíos “los malos”. La falta de solidaridad con las víctimas de atentados contra judíos (dentro y fuera de Israel) nos indicará la existencia de una mirada sesgada de forma tal que para ella no existen israelíes “inocentes (ni siquiera los bebés) y no existen árabes culpables (ni siquiera los asesinos de bebés).

Me gustaría, una vez más recordar aquí los argumentos del rabino Michael Lerner, director del periódico Tikkun para quien existe antisemitismo en la ‘izquierda’ cuando:

a) las violaciones a los Derechos Humanos cometidas por Israel son condenadas con más vehemencia que las cometidas por otros países

b) se pone en duda el derecho a existir del Estado de Israel;

Podríamos generalizar estos elementos aportados por Lerner, no sólo al análisis de las actitudes de la ‘izquierda’ sino al pensamiento judeofóbico en general; asimismo agregaría otra serie de ítems para detectar la presencia de discurso judeofóbico:

1) observar cuando existe una adjetivación negativa de las acciones (ejemplo: “brutal ataque”, “salvaje represalia”, etc.)

2) banalización del sufrimiento del pueblo judío a través de comparar situaciones incomparables (ejemplo: “el muro del ghetto”, “Rammalah es Auschwitz”, “Holocausto Palestino”, etc.)

3) denuncia de supuestos complots para la dominación del mundo (político y/o económico), o de lobbys judíos para dominar los EE.UU. Condenas del sionismo por “racista”, “colonialista”, “imperialista como una nueva variante de este ítem cuyo antecedente más lejano es el brulote de la Ojrana (policía zarista) llamado “Los Protocolos de los Sabios de Sión”.

4) justificación de asesinatos de judíos (tanto en Israel como fuera de ese Estado) por acción o por omisión de las condenas presentes en otros casos escudándose en que esas son “víctimas” de una guerra “anticolonialista”, contra la “ocupación”, etc.

Han notado que, generalmente, quienes piensan que el Estado de Israel no debería existir son, en forma muy esquemática y sintética, grupos fundamentalistas de toda índole: los fundamentalistas islámicos (quienes creen que la tierra de Israel es un Waqf [tierra sagrada] musulmana y que es un sacrilegio que esté en manos de Dhimmis [con este nombre los musulmanes conocen a cristianos y judíos, es decir los pueblos monoteístas [no infieles] que no aceptan a Mahoma); los fundamentalistas judíos [grupos ultra-religiosos de extrema derecha que están en contra del Estado de Israel pues ellos creen que la redención de Israel sólo debería darse con la llegada del Mesías y el inicio de la era mesiánica], los fundamentalistas de derecha [neonazis que abogan no solo por el fin de Israel sino por el exterminio de los judíos que "se le escaparon a Hitler"] y por último, los fundamentalistas de ‘izquierda’ [quienes odian a todo lo que no puedan dirigir y que creen que Israel es un enclave, una ‘avanzada’ del "imperialismo" creada ‘artificialmente’ por el ‘colonialismo inglés’, bien sabemos que Palestina, Jordania, Siria y muchos países más son tan hijos del imperialismo como Israel, entonces, la judeofobia aparece con el planteo que sólo este ultimo Estado debería desaparecer]. El carácter común de todos estos grupos tan diversos es su profundo autoritarismo, su intolerancia y su odio a “El Otro” cuya mera existencia pone en riesgo la cómoda “seguridad” de sus prejuicios.

Se puede ser judío sin ser sionista, se puede criticar las políticas de gobierno de Israel sin ser antisemita; lo que no se puede es poner en duda los fundamentos, el derecho a la existencia del Estado de Israel como un Estado judío sin serlo; no se puede apelar a la discriminación política, social, económica, cultural o de otro tipo como herramienta de deslegitimación del Estado judío sin serlo. Se puede no ser sionista sin ser antisemita, lo que no se puede es ser antisionista sin serlo. De tal suerte que el odio judeofóbico ha hallado un “retoño” para expresarse apareciendo oculto tras una mascarada “aceptable” y “civilizada”, ¿es posible que este trato diferencial, segregador pase desapercibido a los ojos de quienes tienen esos sentimientos antiisraelíes.

Parecería ser que esta forma antisionista del discurso judeofobico ha naturalizado (dentro de ciertos círculos) la idea de que el Estado de Israel es ilegítimo y que por ello debe desaparecer para ser reemplazado por un Estado binacional (con mayoría árabe, lo que sabemos que implicará a cortísimo plazo la desaparición de ese carácter binacional) o directamente por un Estado Árabe (Palestina, cuyo carácter fundamentalista y antijudío, y las evidencias del trato dispensado a los opositores políticos, quienes son asesinados a sangre fría acusados de “colaborar” con el sionismo, nos hace reflexionar sobre las condiciones de seguridad de los judíos que no sean “lanzados al mar” como ellos mismos proponen); esta forma de pensar, hay que decirlo sin tapujos, plantea que hay un pueblo en el mundo que no tiene derecho a tener su propio Estado, y ese pueblo es el Judío (cómo llamar a esta forma de pensar si no le llamamos antisemita?); es curioso que quienes piensan de esta forma, y no son concientes de su judeofobia, por el contrario, se indignan si uno se las remarca, en el fondo poseen una fuerte matriz de pensamiento autoritaria que es coincidente con la dominante en el reino del fundamentalismo; y es que esta “izquierda” (con fraseología de izquierda y pensamiento y prácticas fascistas) se ha tornado tan autoreferente que es necesario recordarle, como dijo el marxista Ernest Fischer “...También el Socialismo debe respetar ciertos límites de la libertad. El Antisemitismo debe seguir prohibido...”; al mismo tiempo recordemos que el Socialista (y amigo de Karl Marx) Alfred Bebel dijo, a finales del siglo XIX que “...el antisemitismo es el socialismo de los imbéciles...”; hoy en día por el grado de extensión y los niveles de naturalización alcanzados por el antisemitismo en el seno de los autodenominados socialistas, estamos en condiciones de decir, parafraseándolo que: “...el socialismo prácticamente ha sido tomado por asalto por los imbéciles...”


(1) Para apreciar el clima que se vivía por entonces incluyo aquí algunas declaraciones hechas por referentes del mundo árabe semanas antes de la Guerra de los Seis Días:
“Las fuerzas egipcias tomaron posiciones de acuerdo a los planes predeterminados. Nuestras fuerzas están completamente preparadas para llevar a cabo una batalla fuera de los límites de Egipto...La Guerra Santa restituirá la tierra robada a sus legítimos dueños...” Abd Al-Mahsan Mortagi, Comandante de las Fuerzas Terrestres Egipcias a la Radio Egipcia Saut el Arab el 18/5/1967 (en AA.VV.: Informe Sobre El Medio Oriente, Buenos Aires: Ediciones OSA, 1968, Pág. 326.)
“Nuestras fuerzas están ahora completamente prontas, no sólo para repeler la agresión, sino para iniciar la liberación y echar abajo la existencia agresiva del Sionismo en nuestra tierra árabe...” Hafez Asad, Ministro de Guerra Sirio al Periódico Sirio Al Thowra el 20/5/1967 (en AA.VV.: Informe Sobre El Medio Oriente, Buenos Aires: Ediciones OSA, 1968, Pág. 326.)
“La existencia de Israel es un error que debe ser rectificado. Esta es nuestra oportunidad de borrar nuestra vergüenza de 1948 [se refiere a la aplastante derrota de la agresión árabe contra el naciente Estado Judío, P.A.B.]. El objetivo evidente es eliminar a Israel del mapa.” General Abd al-Rahman Aref, Presidente de Irak declaraciones a Radio Bagdad el 1/6/1967. (en AA.VV.: Informe Sobre El Medio Oriente, Buenos Aires: Ediciones OSA, 1968, Pág. 328.)
“O nosotros o Israel. No hay otro camino, y no aceptaremos otra solución más que la liberación de Palestina...No puedo imaginar que aún ni un solo israelí quedará vivo una vez que la batalla comience.” Amhed Shukeiry declaraciones al periódico jordano Al Anwar el 2/6/1967 (en AA.VV.: Informe Sobre El Medio Oriente, Buenos Aires: Ediciones OSA, 1968, Pág. 328.)




Lic. Patricio A. Brodsky
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Septiembre/Octubre 2004-Tishrei 5765
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