LA VOZ y la opinión


Periodismos Judeo Argentino Independinte
Cien Años de Antisemitismo en la Argentina (Capítulo Dieciseis)
"Si a la hidra judía no se le corta la cabeza, es inútil que le demos pinchazos"

Por Herman Schiller
En 1942, los nazis, aquí y en el mundo, estaban convencidos de que ganarían la guerra. Sólo a fines de ese año, cuando los británicos lograron derrotar a las tropas hitlerianas en la ciudad egipcia de El Alamein y los soviéticos pudieron hacer trizas de los alemanes en Stalingrado, empezaría a vislumbrarse con mayor nitidez el dramático giro a favor de las fuerzas antifascistas.
Pero en la primera parte de ese cambiante ´42, el panorama aún le sonreía a las potencias del Eje.
Fue el 20 de enero de 1942 que los altos mandos nazis se reunieron en Gro-ssen-Wansee, en las afueras de Berlín, para decidir la "solución final del problema judío". Esa conferencia estuvo presidida por uno de los grandes genocidas paridos por ese régimen: el subdirector de las SS Reinhard Heydrich, apodado "Der Henker" (El verdugo), el mismo que meses después sería ejecutado por la guerrilla checa en una calle de Praga, lo que generó una feroz represalia alemana que masacró a casi todos los habitantes de la ciudad de Lídice.
En Buenos Aires los que consideraban "inminente" el triunfo nazi-fascista estaban eufóricos.
En buena parte de las unidades militares (sobre todo en los principales institutos de formación de cuadros) y en los ambientes eclesiásticos, donde nunca se ocultó las simpatías por las "potencias nacionales" que luchaban contra la "peste bolchevique", jefes, oficiales y miembros del clero intercambiaban opiniones y discutían sobre qué tipo de sociedad debería edificarse en la Argentina a la luz del "avance arrollador" de las huestes de Hitler, Mussolini y el imperio nipón.
El fascista Ramón S. Castillo, que contaba con el apoyo del grueso del nacionalismo clerical, había reemplazado en la presidencia de la Nación al liberal Roberto M. Ortiz, un hombre muy enfermo de diabetes que quedó ciego y falleció poco después de producirse su renuncia.
Precisamente, en la conferencia de cancilleres americanos realizada en Río de Janeiro, cuando todavía go-bernaba formalmente Ortiz pero las grandes líneas las trazaba Castillo, la delegación argentina (comandada por el ministro de Relaciones Exteriores Ruiz Guiñazú, que solía ocultar su admiración por el fascismo con una rutilante máscara de neutralidad) se opuso a una resolución conjunta que instaba a los países de nuestro continente a romper relaciones diplomáticas con el Eje.
(Esa actitud de la derecha argentina, elogiada hasta el día de hoy por la historiografía nacionalista y no pocos intelectuales de izquierda, "por la digna actitud contra el imperialismo yanqui de nuestros representantes", fue descalificada entonces por un gobierno de gran raigambre popular como el de México, el mismo gobierno que tiempo atrás había nacionalizado el petróleo; el mismo gobierno que se había jugado por los republicanos durante el alzamiento franquista; y el mismo gobierno que había dado asilo al revolucionario ruso León Trots-ky. Los sucesores de la vieja revolución mexicana odiaban al imperialismo norteamericano y promovían la lucha de clases con mucha más convicción y sentido de cambio profundo que los reaccionarios conservadores de Buenos Aires, pero consideraban que, en ese momento, el meridiano de las prioridades pasaba por derrotar a las fuerzas del nazi-fascismo. Por eso México le declaró la guerra al Eje en 1942 siguiendo sus propias convicciones democráticas y no por presión de los Estados Unidos, que recién comenzó a meterse seriamente, y a regañadientes, en la contienda, y recién abandonó las presiones de su propia derecha pro fascista que también le exigía al gobierno de Roos-velt "neutralidad", cuando los japoneses bombardearon Pearl Harbour en diciembre del ´41. En cambio el presidente de Argentina, Ramón S. Castillo, nacido en Cata-marca y vocero de los feudales del noroeste, rechazó cualquier alineamiento contra Hitler y Mussolini si-guiendo escrupulosamente la posición sustentada por la Iglesia y las fuerzas armadas, obsesionadas por la "amenaza comunista". El golpe del 4 de junio de 1943 se produjo porque los militares consideraron que Castillo era viejo, débil y corrupto, no por su posición internacional).
Ese era el clima de allí y de aquí en 1942. Un año en que los hitleristas de estas latitudes no ocultaron su aprensión por el triunfo socialista en la Capital Fe-deral (141.968 votos contra 124.326 de los radicales) y, sobre todos los miembros más recalcitrantes de la Iglesia, suponían que las cautelosas huestes de Alfredo Palacios, Nicolás Repetto y Enrique Dickman constituían "una avanzada subversiva soviética" que haría peligrar los intereses del catolicismo.
En 1942, justamente, proliferaron las denuncias contra los curas nazis y la propaganda fascista que se desarrollaba cada vez con mayor ímpetu en los templos de ese credo.
Las denuncias llovieron especialmente contra algunas diócesis, como las de La Pampa y Mercedes (provincia de Buenos Aires), donde se llegaron a pronunciar sermones de apología a Hitler en alemán y castellano.
En el notable libro del escritor italiano Loris Za-nata ya mencionado alguna vez en esta serie de notas ("Del Estado liberal a la nación católica; Iglesia y Ejército en los orígenes del peronismo, 1930-1943", pu-blicado por la Universidad Nacional de Quilmes en 1997), se hace referencia a las charlas que en esos días, vísperas del golpe del 4 de junio de 1943, pronunciaban los sacerdotes más derechistas en las principales instituciones del ejército.
Esas alocuciones (como las que pronunciara en el Círculo Militar el capellán Wilkinson, figura clave del clero castrense y del catolicismo populista, que llegó a trabajar bajo órdenes de Perón entre 1943 y 1946, primero en el Ministerio de Guerra y luego en la Secre-taría de Trabajo y Previsión) tenían un inequívoco contexto político: para frenar el comunismo, que dirigen los judíos desde Wall Street y desde Moscú, había que aceitar el aparato represivo del Estado, pero también había que darle algo a las masas hambrientas. Era la ideología que necesitaban quienes, meses después, de-rrocarían a Castillo "para impedir el ascenso del co-munismo": represión y algo de justicia social.
(Muchísimos años después, el escritor David Viñas lo definiría con una expresión muy sarcástica: "En aquellos años en que la derecha argentina tenía pánico por lo que consideraba un avance marxista, inventaron al peronismo para que los negros no se hagan rojos").
En esa Argentina de 1942, cuando el 59% de las familias obreras de la ciudad de Buenos Aires vivía apiñada en una sola habitación sin baño; en esa Argentina de 1942, cuando el gobierno oligárquico dictaba el decreto 31.321 en el orden nacional y el decreto 111 en el territorio de la provincia de Buenos Aires para profundizar la persecución contra los sindicalistas más radicalizados; en esa Argentina de 1942, cuando se llevaban a cabo grandes huelgas que desafiaban al poder con exigencias reivindicativas (como la de los textiles de la fábrica Ducilo por aumento de salarios y la de los colectiveros que peleaban contra el monopolio del transporte); en esa Argentina contradictoria del ´42, cuando los obispos arengaban contra los males de la democracia y los militares iban tomando conciencia de que su destino histórico era de nuevo echar a los civiles inútiles para acceder a la Casa Rosada; en esa Argentina de 1942, cuando moría una figura trascendente de las letras como Roberto Arlt, proliferaban como nunca las expresiones propagandísticas nazis (especialmente en el plano del periodismo gráfico, que entonces era de consumo masivo) para culpar a los judíos de la pobreza y la injusticia.
En 1942, para citar una ejemplificación típica, se "denunciaba" en las numerosas publicaciones pronazis, "la degradación, la promiscuidad, las escenas más repulsivas, reñidas con la más elemental moral" desarrollados en los "pic-nics judeo-comunistas" para "destruir a la familia y al hogar" que el "comunismo judaico promueve desde Moscú para destruir la civilización cristiana". Demás está decir que esas reuniones al aire libre, denunciadas por la prensa fascista como "orgiásticas", eran en realidad ingenuas concentraciones proselitistas donde concurrían particularmente los inmigrantes pobres.
La inefable "Clarina-da", reiteradamente citada en esta serie de notas, exhortó en ese sentido a la policía para que reprima con energía tales pic-nics.
"¿No existe un decreto estableciendo el estado de sitio?", se preguntaba en tono desesperado la revista nazi que dirigía Carlos M. Silveyra, el asiduo concurrente a parroquias y cuarteles, para añadir a renglón seguido: "¿No tenemos la ley 4144 de residencia, por la cual el Poder Ejecutivo tiene la facultad de expulsar del país a los extranjeros que desarrollen actividades que pongan en peligro la paz social o simplemente que se dediquen a actividades amorales? Se ha perdido, pues, una preciosa oportunidad para llenar unos cuantos barcos de nuestra marina mercante y, en lugar de mandar trigo o vacas a Norteamérica y a España, mandar al Sr. Franco, al Sr. Benito Mu-ssolini y al Sr. Hitler, la serie interminable de españoles, italianos y judíos comunistas que están apestando nuestro ambiente argentino. Si la hidra judía no se le corta la cabeza, es inútil que le demos pinchazos".

"SOMOS GERMANOFILOS Y ADMIRADORES DE HITLER"

En 1942 había por lo menos 30 publicaciones na-zis solamente en Buenos Aires. Algunas eran financiadas por la embajada alemana, cuyo titular, barón Edmond Von Thermann, se movía cómodamente en-tre la mayoría de los factores de poder, pero había otras que no necesitaban acudir al extranjero porque recaudaban el dinero en las clases altas con fuertes vínculos con el clero y las fuerzas armadas.
La revista "Clarinada" era una de las más feroces y, sólo a título de ejemplo para no hartar demasiado al lector, hemos seleccionado algunas de sus más recalcitrantes expresiones de ese año.
Por cierto abundaban en sus páginas exacerbadas apologías a la obra criminal del nazismo, pero también –lla-ma la atención– eran fuertes los cáusticos comentarios sobre las actividades específicas de la colectividad judía, de las que seguramente se informaban siguiendo de cer-ca publicaciones en castellano como "Mundo Israelita" y otras.
Estos son algunos de los escritos que, reiteramos, co-rresponden al año 1942:

* "Somos anticomunistas y antijudíos, por eso somos germanófilos admiradores de Hitler, porque él, lo mismo que Mussolini y que el general Franco, ha extirpado de su patria el cáncer comunista y la pes-te judía y a él le deberá la Humanidad la desaparición del bolcheviquismo in-ternacional y el exterminio de esa banda de delincuentes. A Hitler, a Mussolini y a Franco deberá estar a-gradecida la Humanidad entera porque ellos, con el nacional-socialismo alemán, el fascismo italiano y el nacional-sindicalismo es-pañol, han puesto en evidencia los vicios del sistema democrático liberal que durante 300 años ha vivido explotando al hombre por el hombre y estrangulando la economía de todos los pueblos en interés del im-perialismo judío-yanqui-británico".

* "Uno de los propósitos del judaísmo, claramente consignados en los famosos Protocolos de los Sabios de Sión, establece que deben degenerar las artes y co-rromper la literatura. Los circuncisos, fieles intérpretes de este Código, se han abocado a esa tarea en todos los ambientes de la vida artística e intelectual de los países. Ahora nos llega de buena fuente que el circunciso actor Mauricio Schwartz se propone crear en Buenos Aires un teatro judío que funcionará en el Soleil del cual es empresario el circunciso Charles V. Groll. ¿Puede imaginarse el lector qué clase de arte existirá en esas comedias escritas en idish, por judíos, e interpretadas en idish y también por judíos? Nuestro intendente municipal, Carlos A. Pueyrredón, tan empeñado en hacer un saneamiento moral y físico de la población, debería to-mar cartas en este barroso asunto".

* "Aunque un poco tar-de, parece ser que la conciencia argentina y católica de nuestra juventud es-tá despertando. El sentimiento nacionalista es hoy una realidad. ¿Cuál es el primer indicio de ese despertar?: el antisemitismo. Apenas el joven argentino abre sus ojos a la realidad, encuentra al culpable de la debacle, de la corrupción, y la emprende contra él: contra el judío, contra el único culpable de la descomposición y la corrupción que se observa en todos los ambientes de la vida de un país. Ya lo ha confesado un judío prominente: el antisemitismo es un movimiento de defensa, y nuestra juventud defiende sus derechos y el de los suyos. Hemos asistido al espectáculo alentador de las reacciones antisemitas de nuestra juventud en el Hospital Piñeyro contra la practicante judía Beatriz Gogosch y en el Hospital Militar Central, donde un grupo de practicantes ar-gentinos obligó a la renuncia a un judío estudiante de farmacia. Esto sí que es edificante".

* "Si bien el judaísmo prolifera en todos los rincones de nuestra patria, ninguna provincia hay tan atacada como Entre Ríos, que merced a la acción consecuente y abrumadora de los circuncisos se ha convertido en algo así como en la Palestina criolla".

* "Ha cumplido cinco años de veneno popular la ´Editorial Israel´, fundada por el judío de auténtico pedigrée semita, José Mi-relman. Esta Editorial, di-fusora de todos los sistemas pornográficos que se pueden imprimir, es únicamente de difusión judía, y es también la verdadera y única culpable del incremento que ha tomado el judaísmo en nuestro país, porque es el encargado de difundir sus doctrinas y de revolver la inmundicia he-brea, esparciéndola por to-dos los rincones de nuestra patria".

* "Nuestro sentimiento de piedad cristiana nos impide, llegado el caso, hacer un exterminio total de todos los circuncisos, aunque lo tendrían bien ganado. ¿Qué haríamos? Pues, volverlos al sitio de donde no debieran salir. Recluirlos en ghettos y aislarlos del humano contacto. Que fueran ropavejeros, usureros entre ellos, lustrabotas, etc. Al judío hay que quitarle el mando, reducirlo a la impotencia. Un judío no debe ocupar una situación encumbrada, porque se aprovecha de ella para explotar y aniquilar al goi. El judío no debe ser intelectual porque pervierte la sociedad. El judío no debe ser médico porque degenera los cuerpos. El judío no debe ser abogado porque encumbra a los ladrones y criminales. El judío no debe ser político porque ataca las instituciones sanas y pone en su lugar las del vicio y del delito. El circunciso José Katz acaba de obtener su diploma de odontólogo e Israel Etlis de abogado. Ambos judíos orientarán sus actividades a los fines que hemos enumerado. ¡Leña con ellos!".

* "La Organización Es-colar Hebrea que funciona en la capital de Entre Ríos, y que tiene por misión proveer el incremento de la educación en un sentido netamente racial, tiene in-gerencia directa sobre 30 establecimientos de enseñanza en los cuales reciben instrucción más de mil circuncisos chicos. ¡Esto nada más que en la ciudad!... Habría que hacer una estadística general en la provincia y el resultado pondría los pelos de punta. Después, distráiganse los politiqueros con el cuento de la ´infiltración nazi´ en las escuelas".

* "Mucho se ha caca-reado acerca de las ´actividades nazis´ en el país, pe-ro nadie alza la voz en este momento cuando la infiltración judía en la cultura nacional se muestra con una evidencia que enceguece. El domingo 7 de diciembre fueron agasajados los judíos profesor José Monin y B. Kobrins-ky por un texto escolar editado en idish y que se llama ´Olamenu´. ¿Nadie va a decir nada de esta perversidad?".

* "El jueves 5 de febrero del corriente año se reunieron en el Hotel de circuncisos, Werthein, los integrantes de la oficina local de Congreso Judío Mundial y allí obsequiaron con un almuerzo de semillas de mirasol a los representantes de la prensa judía. Esta lamida de hocico de judío a judío (¡mire usted que estomago!) tenía una finalidad y era la de recibir el apoyo total y completo de la prensa nauseabunda para sus actividades. En esta conferencia sobresalió el entusiasmo y la ´brillantez´ de ideas y proyectos de los delegados ´arquintinos´, que como están en esta tierra de paz y ´promisión´ han engordado el cogote, y es claro, les sobra entusiasmo para los discursos. En el almuerzo estuvieron los circuncisos Nicolás Rapa-port, M. Regalsky y Natan Bistrisky y fue ovacionado el representante del Con-greso Judío Mundial, Ja-coibo Hellmann. El Con-greso Judío Mundial, como otros congresos que conocemos, es nido de palomas; hacen falta buenos tiradores que den en el blanco".

* "Todos los días nos llueven los lamentos sobre los ´judíos oprimidos´. Aun-que lo de ´judíos oprimidos´ sea un contrasentido que no escapa a la comprensión de nadie, tal es, sin embargo, el argumento que utilizan los circuncisos para su propio provecho. Es así que la Congregación Israelita ´Ar-quintina¨ realizo un acto de adhesión a los judíos europeos, que están pagando los actos de piratería cometidos en perjuicio de la sociedad cristiana. Di-cho acto se llevó a cabo en la víspera del mes de Elul, que los judíos consagran a recordar el alma de los difuntos; y, como no se pa-gaba entrada, concurrieron rebecas, jacoibos y jacoibitos de todo pelambre, adquiriendo de este modo la ceremonia, carácter de verdadero coro de llorones".

* "Paralelamente con las actividades judías ´pro Palestina´, se intensifica la propaganda y formación religiosa entre todos los miembros de la colectividad. Es así que la Asocia-ción de Cursos Religiosos Israelitas ha realizado últimamente diversas gestiones y ha adoptado numerosas resoluciones como ser la de cambiar al director, antes jacoibo rabino Schle-singer y ahora el circunciso de auténtico pedigrée semita, Máximo Yagupsky. El primero continúa dictando cursos de Talmud. Además se ha distribuido premios entre circuncisos y rebecas que presentaron trabajos todos de un tenor racista, netamente judío, y finalmente, se aprobó en una de sus sesiones, el plan de inspecciones que abarca los cursos de varias provincias argentinas castigadas por la peste judía".
* "El ateísmo, el liberalismo, el comunismo, la ma-sonería, etc. son productos de los judíos de Sión... ¡cómo había de faltar el laicismo en las escuelas!... No podía ser... por eso existe en el país una Organización de Escuelas Laicas Israelitas que, entre otras, inauguró el 23 de noviembre pasado, un edificio propio en la calle Serrano 341: la escuela judía ´Scholem Aleijem´ ¡Qué asco!".

* "Reafirmamos nuestra posición ideológica y al entrar Alemania en el 4° año de guerra, último y decisivo, saludamos a su Führer Adolfo Hitler, a quien la Humanidad, quieras que no, le deberá la desaparición del comunismo y de la explotación infame que realiza el imperialismo judío-yanqui-británico".

* "Otra noticia, que causará justa indignación a los melómanos, pero que estamos en el deber de consignar, es la siguiente: el judío Lázaro Klotzman escribe composiciones mu-sicales para niños, algo así como suaves y tiernas canciones de cuna. De su larga serie acaba de dar a conocer dos: ´El pastorcillo´ y ´Adelante´; esta última es una marcha para canto y piano. Ambas están escritas en el repulsivo idioma idish y son de pestilente orientación judaica".

* "La Cámara de Diputados de la Nación, más conocida por la Cámara baja o Camarita, haciendo honor a su tradición perfectamente democrática como dicen los pasquincitos, acaba de designar al judío Enrique Dick-man para presidir la comisión de Instrucción Pú-blica. Aquel judío ruso, analfabeto y anónimo, a quien ni los años transcurridos en la civilización consiguen quitarle ese tufillo judío, no sólo legisla en nuestro Parlamento, sino que en adelante tendrá mucho que ver con la instrucción y cultura de los argentinos. ¿Quiénes son los verdaderos infiltrados?".

* "Nuestra profesión periodística debería ser declarada insalubre porque tenemos que aprender palabras irreproducibles de ellos como ´Keren Kayemeth´ y ´Keren Ha-yesod´, que son al parecer instituciones que utilizan para recaudar fondos entre los incautos. Después se quejan de que Hitler pretende exterminarlos".

Y hasta aquí llegamos. Como pudo observar el lector que tuvo la paciencia de leer todo el texto, no se salvaban ni el gran actor Maurice Schwartz, ni el Keren Kayemeth, ni el profesor Klotzman (recordado docente y músico judeoargentino), ni Berl Kobrinsky (a quien conocí en la década del cincuenta cuando era inspector del "Vaad Hajinuj"), ni la escuela "Scholem Aleijem" de Villa Crespo, ni el periplo que debían atravesar los jóvenes judíos que querían ser profesionales en aquella Argentina donde a-bundaban los aspirantes a émulos de Hitler.
Hemos trascripto algunos casos aislados a sólo titulo de ejemplificación, porque en cada investigación vamos encotrando toneladas de nuevos ejemplos.
Pero, como diría Isabel Perón, no queremos atosigar más al lector. Por hoy es suficiente.*
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Octubre de 2002
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