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Un hombre de ley:
Lisandro de la Torre

Por Moshé Korin
Nacido en la ciudad de Rosario, Santa Fe, el 6 de diciembre de 1868, fue uno de los políticos argentinos más excepcionales de nuestra historia, con una valentía y consecuencia con los valores morales de la democracia sin igual. Pocos seres pertenecen a la maravillosa estirpe de los defensores de los derechos de los desfavorecidos, de los portavoces de la libertad y de la denuncia de la corrupción de los poderosos a costa de la pobreza de los humildes. Pero estos milagros éticos existen de tanto en tanto y que además aquel que es poseedor de todas estas virtudes humanísticas decida dedicar sus días a la política, lo transforma en un ser fuera de lo común. Tal es el caso indiscutiblemente de Lisandro de La Torre y es por ello que hoy quisiera dedicarle unas líneas en su homenaje, para que su recuerdo siga vivo, para que sus actos sean guía de las nuevas generaciones y de la democracia argentina.

Primeros años
Su padre, Don Lisandro logró una posición económica confortable como comerciante. Lisandro hijo, estudió en Rosario y al finalizar en el Colegio Nacional se mudó a Buenos Aires para estudiar Derecho. Tenía sólo 20 años cuando se graduó como abogado en 1890 con una tesis doctoral sobre la importancia de la independencia del gobierno municipal que fuera, largas décadas después, inspiradora de la Reforma Constitucional de 1994.
En 1898 fundó el periódico “La República” donde versó su ideario político de vanguardia.

Militancia política
En julio de 1890 participó de modo activo junto al sector de Leandro N. Alem en la denominada “Revolución del Parque”.
Tras la derrota de la Revolución del 90, Lisandro de la Torre apoyó a Leandro N. Alem (nacido en 1844, fundador y líder de la U.C.R.) y participó en 1891 en la creación de la Unión Cívica Radical, siendo uno de los principales referentes del nuevo partido en la provincia de Santa Fe. Durante la revolución radical de 1893, que se alzó contra el fraude y la corrupción, De la Torre fue el jefe de operaciones en su provincia natal. Junto a un grupo de correligionarios se apoderó de la jefatura de policía de Rosario y avanzó con sus fuerzas, incrementadas por el apoyo popular, hacia la Capital de la provincia, donde llegó a proclamársele como presidente del nuevo gobierno revolucionario. Pero en el resto de las provincias sublevadas los revolucionarios fueron derrotados. Al quedar aislados, los radicales de Santa Fe debieron deponer su actitud.


Lisandro de la Torre e Hipólito Irigoyen
En enero de 1896 murió inesperadamente Aristóbulo del Valle (nació en 1845, abogado, diputado, senador y Ministro de guerra de Saenz Peña), cofundador de la U.C.R. y en julio de ese mismo año se suicidó Alem. Fue un año difícil políticamente ya que el radicalismo había quedado acéfalo sin sus grandes y carismáticos líderes. De La Torre propuso entonces la candidatura a presidente de Patricio Guido Gentile, como una alianza con los mitristas para derrotar a Roca, pero encontró una estricta oposición del líder radical de la provincia de Buenos Aires, Hipólito Yrigoyen. En esas circunstancias Lisandro decidió abandonar la UCR.
De Yrigoyen dijo en aquel entonces con la sinceridad que siempre lo caracterizó:
“Jamás he visto dirección más absoluta ni obra más personal. Él decide, él ordena, él hace. Él deshace. Es presidente, tesorero y secretario a la vez. Sólo se rodea de hombres que le obedecen y que maneja a su albedrío. (…) cuántos dolores y cuántas lágrimas precursoras de la tragedia arrancaron al doctor Alem. El hombre que acechaba el fracaso y el derrumbe del doctor Alem era HipólitoYrigoyen, su sobrino, podría decirse su hijo.”

La declaración llevó a Hipólito Yrigoyen a desafiarlo a duelo, el resultado dejó una cicatriz en la mejilla de De la Torre, quien desde entonces y por ésa razón usó siempre barba.

La Liga del Sur
Posteriormente a la ruptura con la nueva conducción radical, volvió a Rosario y fundó el diario “La república” donde expuso sus ideas democráticas cada vez más opuestas a las del caudillo radical.
En 1908 Lisandro de la Torre fue miembro fundador del partido político progresista santafesino “Liga del Sur”.
De la Torre tenía entonces 42 años y la “Liga del Sur” concurrió a los comicios provinciales del 5 de marzo de 1911, marcada por profundas irregularidades y conflictos; pero a pesar de ello, De la Torre se incorporó a la Legislatura como diputado por la minoría correspondiente al departamento de San Lorenzo.
Después de sancionada la ley Sáenz Peña, De la Torre fue elegido diputado nacional y se incorporó a la Cámara el 1 de junio de 1912. Así a los 44 años, se proyectaba al escenario parlamentario nacional, destacándose por su dinámico e infatigable trabajo público y lanzando entre sus proyectos principales, el Régimen Municipal en las provincias.
En 1913, el Partido Socialista denunció un escándalo de corrupción en la construcción del Congreso Nacional que involucraba a ministros y legisladores en el pago de sobreprecios con fondos públicos. La comisión investigadora estuvo integrada por el socialista Alfredo Palacios y De la Torre, quienes mostraron pruebas fehacientes de tal malversación de fondos, aunque fueron enviados todos los elementos probatorios al Poder Ejecutivo, éste no hizo nada al respecto.
Luego de este episodio se decretó la intervención federal y el consiguiente cierre de la Legislatura.

En ocasión de las elecciones nacionales de 1916, De La Torre propuso crear como alternativa política el “Partido Demócrata Progresista”. Entre las reformas que se proponían se encontraba la agraria sobre la cual afirmó:
“La reforma agraria fundada en la extinción de los latifundios centrales no es sólo un mandato de la democracia, es una necesidad imperiosa de nuestra propia producción.”
Pero la victoria electoral sería para Yrigoyen.

Lisandro de la Torre y el golpe de 1930
“No obstante nuestra vieja amistad; no obstante mi confianza en la honradez de sus propósitos y no obstante mi inconfundible situación de opositor al gobierno, decliné el ofrecimiento de colaboración porque su aceptación, aparte de contraria a mis ideas democráticas, me habría distanciado de mis amigos políticos demócrata progresistas, enemigos de los pronunciamientos y de las dictaduras.”
En 1932 la democracia progresista resurgió cuando Luciano Molinas fue electo gobernador de Santa Fe y Lisandro de la Torre fue elegido senador nacional.

La corrupción en el Pacto Roca-Runciman
El 1 de mayo de 1933, el vicepresidente Julio Argentino Roca (hijo) firmó en Londres el Pacto Roca-Runciman que ampliaba la cuota de exportación de carne vacuna al Reino Unido y sus colonias, pero establecía que el 85% del total de las exportaciones debía realizarse por medio de frigoríficos británicos. Adicionalmente, se suscribieron cláusulas secretas que garantizaban el monopolio de los medios de transporte en manos de empresas inglesas y creaban el Banco Central de la República Argentina con preeminencia de capitales ingleses.
En 1935 Lisandro de la Torre inició junto con el senador Enzo Bordabehere, una investigación sobre el comercio de carne y el mencionado pacto.
La investigación se hizo pública en el Senado de la Nación en julio de 1935; Lisandro de la Torre acusó al frigorífico Anglo de evasión impositiva y señaló la existencia de un entramado de corrupción que involucraba al gobierno del presidente Agustín P. Justo y en particular, al ministro de Hacienda, Federico Pinedo y al ministro de Agricultura, Luis Duhau.
Dos días después, el 23 de julio de ese año, Duhau agredió físicamente a De la Torre, arrojándolo al piso, y escapando del recinto inmediatamente después. En medio del tumulto provocado, Ramón Valdez Cora (reconocido matón a sueldo del régimen conservador, policía corrupto y provocador profesional), realizó una serie de disparos con una pistola, en dirección a De la Torre, que impactaron de lleno en el cuerpo de su discípulo, el senador Enzo Bordabehere, quien estaba intentando proteger a Lisandro de sus atacantes. Bordabehere falleció a causa de los disparos recibidos.
Nunca se llegó a un esclarecimiento legal del asunto del comercio de carnes y concesiones al Reino Unido.
Por su desempeño en este debate Lisandro de la Torre ha sido llamado por la historia “el Fiscal de la Patria”.
El crepúsculo
Agobiado, aislado, fuertemente afectado por el asesinato de Bordabehere, renunció a su banca en enero de 1937. Desde entonces resultaron muy escasas sus apariciones públicas, ocupando la tribuna sólo como conferencista.
El 5 de enero de 1939, en la soledad de su departamento en calle Esmeralda 22, se quitó la vida mediante un disparo de escopeta en el pecho.
Dejó sus cuentas en orden, apartó 250 pesos para su sepelio y dejó una carta de despedida en la que decía:

"(…) Deseo que no haya acompañamiento público ni ceremonia laica ni religiosa alguna. Mucha gente buena me respeta y me quiere y sentirá mi muerte. Eso me basta como recompensa. No debe darse una importancia excesiva al desenlace final de una vida. Si ustedes no lo desaprueban desearía que mis cenizas fueran arrojadas al viento. Me parece una forma excelente de volver a la nada, confundiéndose con todo lo que muere en el Universo". (De La Torre, Lisandro “Obras Completas”)
Actualmente en Rosario el colegio situado en calle San Luis y Ricchieri lleva su nombre.
La historia argentina recuerda la época de De la Torre con el nombre de la “década infame” impregnada por el fraude y la más obscena corrupción, pero frente a este hombre brillante, valeroso y consecuente con sus ideales, que si bien no ocupa las páginas principales de la historia, todo aquel que se acerca a sus decires y actos no puede dejar de conmoverse. Vayan en honor a su memoria estas palabras y que su vida sea ejemplo para muchos.

Quiero finalizar esta nota con palabras de Raúl Scalabrini Ortiz:
“¡Lisandro de la Torre, viejo macanudo, te evoco para que nos asistas con la presencia de tu recuerdo! Nuestra lucha es aún más ardua, porque no tenemos ni tu prestigio, ni tu elocuencia, ni tu experiencia; ni tu barbita consular, ni tu inteligencia, ni tus inmunidades parlamentarias. Te evoco para que no nos hurten tu figura los enemigos de la patria y estés, como debes estar, incrédulo santo laico, sentado a la diestra de la verdad ciudadana”.


Mayo 2013 / Sivan - Tamuz 5773
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