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Guyo Sember
Por Tulio Guterman
Guyo Sember, Profesor de Educación Física detenido-desaparecido durante la dictadura militar en Argentina, el 30 de mayo de 1976.
Su Historia


Guyo Sember, Profesor de Educación Física detenido-desaparecido
durante la dictadura militar en Argentina, en 1976.
Recordemos a Guyo Sember, Profesor de Educación Física detenido-desaparecido durante la dictadura militar en Argentina en el período 1976-1983, su historia personal, sus producciones, sus ideas, sus anhelos y utopías... Crear conciencia sobre esta tragedia, permite y va a permitir construir una Memoria por la cual los culpables de esos delitos de lesa humanidad sean castigados y no haya oportunidad para que se vuelva a instalar en nuestros países el Terrorismo de Estado. Asimismo, puede servirnos de inspiración para aportar a la construcción de una formación docente en Educación Física, que acompañe políticas públicas producto del consenso social en el campo socioeducativo, orientadas sobre todo hacia los sectores populares.
Gregorio Marcelo Sember (Guyo) nació en Buenos Aires el 16 de setiembre de 1952. Tendría actualmente 53 años. Su familia se afincó por esos años en la localidad de Temperley, en la Provincia de Buenos Aires, donde vivió gran parte de su vida.
Sus primeros años de vida están marcados profundamente por participar, junto con su familia, en la vida comunitaria en el Ateneo Israelita Argentino (AIA) de Lomas de Zamora, ubicado a un par de cuadras de la estación de trenes de dicha localidad. Sus primeros años transcurrieron entre juegos en los terrenos vacíos que dejaba un incipiente proceso de urbanización que se va a desarrollar en la zona sur a partir de esos años. Jugaba a la pelota y a otros juegos espontáneos con sus vecinos del barrio. Pertenecía a una familia modesta y trabajadora; sus padres tenían un pequeño taller de confección de ropa en una habitación de la casa.
Cursó la educación básica en la Escuela Nº 13, Bernardino Rivadavia (de Lomas de Zamora) y el nivel medio en el Colegio Nacional Mixto "Alte. Guillermo Brown" de Adrogué, Provincia de Buenos Aires, donde ingresó en 1966, egresando en la promoción del año 1970. La formación escolar judaica a principios de los años 60 la hizo en la Escuela Israelita Dr. Hertzl, que funcionaba en el Ateneo de Lomas.
Durante su infancia y adolescencia participó en distintas actividades deportivas. En aquel momento, el Ateneo de Lomas tenía una pileta al aire libre y durante el verano, se organizaban competencias con los distintos clubes de la zona sur como Los Andes, Banfield, Temperley y Gascón Lawn Tenis Club, que conformaban la Federación Sureña de Natación. Guyo se integró al equipo de natación representando a su institución y obtuvo numerosos premios.
Trabajó en distintas instituciones y siempre estuvo especialmente interesado en el aspecto social y pedagógico de la Educación Física. Uno de sus lugares de trabajo fue en C.A.S.A. (Club Atlético Sefaradí Argentino) en Vicente López, donde se desempeñó como madrij (instructor) y docente en actividades recreativas y deportivas.
En el año 1971 viajó a Israel en el Plan Tapuz, donde conoció de cerca la vida comunitaria en el Kibutz (experiencia que le permitió vivenciar y valorar la interacción grupal como compromiso social y aprendizaje colectivo) y planeaba posteriormente recorrer Europa. Entusiasmado por volver y encontrarse con sus amigos y su novia, que a la vez era su compañera de trabajo, suspendió su periplo y retornó a Buenos Aires.
Estimulado por otros colegas con quienes trabajaba en C.A.S.A., se puso a la tarea de prepararse para ingresar al Romero Brest. En aquella época (1972-73) el ingreso era muy complicado, había más de mil aspirantes para cubrir algunas pocas vacantes.
En 1973 ingresó al Instituto de Educación Física "Dr. Enrique Romero Brest" que funcionaba en el predio de Republiquetas (hoy Crisólogo Larralde) en el número 1050, en la zona norte de Buenos Aires y formó parte del grupo de primer año, división primera del turno mañana. Cursó el segundo año en 1974 y finalizó la carrera al año siguiente. Su promedio final de calificaciones fue 7,54 y se destacó notablemente como estudiante en materias como Práctica de la Enseñanza, Sociología y Handbol.
En la formación docente en educación física en los años '70 predominaba un modelo elitista, autoritario, rígido, reglamentarista, y aparecían las huellas del origen militarista de la carrera: formaciones, uniforme, y prácticas de sometimiento a través del 'bautismo' a los ingresantes. Los programas de la carrera se basaban en estereotipos de género -danza sólo para mujeres; el turno noche estaba reservado para hombres- y los cursos no eran mixtos. Salvo algunas excepciones, los docentes brindaban muy poco margen para el debate y la participación activa. Predominaban las prácticas reproductivas y enciclopedistas -como la mayoría de las instituciones educativas de la época- con una sobrevaloración de los procedimientos (técnicas) por sobre la reflexión y la creatividad.
La carrera era europeizante: gimnasia alemana, sueca y danesa, handball teutón, rugby, inglés; y de origen norteamericano: voleibol y básquetbol. Había muy poca o ninguna sensibilidad para mirar hacia la realidad circundante con lo cual el Instituto era indiferente frente a movimientos sociales con ideas nacionales y populares y fuertemente inclusivos.
Guyo era de baja estatura (medía 1.60), rubio, simpático, de espaldas anchas producto de haber sido nadador en la infancia, poseía una sonrisa de oreja a oreja, y siempre se lo veía optimista. Tenía una cicatriz muy marcada en la boca producto de un accidente que había tenido de chico. Era zurdo para escribir, motivo por el cual fue sistemáticamente reprimido por sus maestras quienes lo obligaban a utilizar la otra mano. Se caracterizaba por hacerse de amigos con facilidad y sobresalía por su personalidad dentro de los grupos. Era un lector inquieto, muy informado e interesado en las problemáticas de la época. Cuestionador de los modelos tradicionales y orientados hacia el rendimiento, intentó convertir en contenido pedagógico aquellas experiencias que había vivenciado en el deporte recreativo, social y comunitario en el Ateneo de Lomas y en otras instituciones. Sostenía que las experiencias deportivas con fuerte acento recreativo, promovían situaciones de juego mas distendidas, generando ricas instancias de aprendizaje y de inclusión social. Observó que el juego desde esta perspectiva, promovía una mayor exploración facilitando el desarrollo de las capacidades individuales y grupales. Pensaba también que de esta manera se mejoraba el ambiente de trabajo y el desarrollo social.
Tuvo un primer año muy complicado en el Instituto Romero Brest, ya que tenía que viajar más de tres horas entre ida y vuelta desde su casa en Temperley. Era recorrer toda la ciudad de sur a norte, en la época en que el tren del sur (el Roca) no estaba electrificado. Muchas veces se quedaba a dormir en la casa de algún amigo.
En 1974, cuando cursaba el segundo año, el entonces INEF Romero Brest fue desalojado del predio por orden del entonces presidente Perón, asesorado por su ministro de Bienestar Social, José López Rega, con el objetivo de restaurar allí mismo la UES (Unión de Estudiantes Secundarios) a la manera de su período anterior de gobierno en la década de 1950.
Su compromiso y su militancia lo llevó a ser uno de los líderes del Centro de Estudiantes en una lista combativa que intentó resistir la decisión de Perón y cuestionaba abiertamente las posiciones conciliadoras, ya que para él se avasallaba el derecho a estudiar dignamente y la medida atentaba directamente contra la calidad educativa de la formación docente. Participó activamente en las clases públicas, asambleas y marchas que se hicieron a la Plaza de Mayo para protestar contra esta injustificada e irracional medida.
De la misma manera que luchaba contra las injusticias que se cometían a su alrededor, y en cada grupo que le tocó integrar, Guyo intervino activamente en la lucha contra el desalojo. Una vez efectivizada esta medida, participó en los reclamos para que la Dirección Nacional de Educación Física, Deportes y Recreación, organismo que gestionaba a los INEF en aquella época, mejorara las precarias condiciones del sector del Club Comunicaciones donde fue derivada la institución. Frontal, noble, con enormes convicciones y siempre dispuesto al diálogo, intentaba convencer con sus argumentos reflexivos y profundamente fundamentados a quienes se diferenciaban de él en sus ideas.
En el año 1975 sus intereses por el mundo infantil se vieron fuertemente estimulados ya que al trabajar con grupos de chicos para comprobar la eficacia de diversas actividades con elementos en las distintas edades, aportó activamente en la producción de un texto que marcó un hito en su época. El libro "Formas básicas de la actividad física" que tiene como autores a Emilio Masabeu, David Monowicz y Liliana Castelli, incluye al inicio un especial agradecimiento a Hugo Guinguis y a Gregorio Sember.
Ese mismo año, siendo ya maestro de Educación Física, comenzó a trabajar en la escuela Neveh Shalom -de la red escolar judía- en la calle Gándara, en Parque Chas y era muy querido y considerado por las directoras, colegas docentes y alumnos. Inició el dictado de sus clases en dicha institución en marzo del año siguiente. En ese verano trabajó en la colonia de vacaciones de la Escuela Arco Iris.
Con el golpe militar del 24 de marzo de 1976 y contando con los recursos y la impunidad que otorga el control absoluto del Estado, las fuerzas armadas y de seguridad avanzaron sobre el tejido social con una violencia extrema que incluía secuestros, torturas y asesinatos de miles de ciudadanos. Así, personas de todas edades y condiciones, sobre todo los jóvenes, fueron secuestradas en sus domicilios, lugares de trabajo, instituciones educativas y lugares públicos y arrastrados a campos clandestinos de detención. Cualquiera se volvía sospechoso de ser "subversivo": maestros y profesores, estudiantes y obreros, profesionales y empresarios, trabajadores y amas de casa, militantes populares y religiosos. Podía ser motivo de detención participar de una asamblea estudiantil, reclamar un aumento salarial, estar en la agenda de un "sospechoso", llevar un libro o revista considerada inapropiada, ser familiar, tener un amigo o un vecino, no llevar cédula de identidad, o por las dudas.
El 30 de mayo de 1976, a poco más de dos meses del golpe, un grupo no identificado perteneciente a las fuerzas armadas, portando armas largas, que se desplazaba en dos o tres automóviles de color oscuro, ingresó en su domicilio que para ese entonces era en Forest y Giribone del barrio de Colegiales y lo condujo detenido, tal como le expresaron en ese momento a sus padres con quienes vivía, "para averiguación de antecedentes". Se supo que estuvo detenido un par de días en la Superintendencia de Seguridad Federal, dependiente de la Policía Federal, pero a partir de esa fecha, Guyo es uno de los miles de detenidos-desaparecidos de la última dictadura militar. Su cuerpo nunca fue hallado y nadie que pudo salir del infierno de los campos de concentración dio información de haberlo visto. Tenía 23 años y estaba trabajando en el boceto de un libro sobre Educación Física Infantil, que incluía gran cantidad de observaciones de diferentes experiencias, reflexiones colectivas y aportes conceptuales; y tenía planeado estudiar Ciencias de la Educación.
Fue un estudiante de la carrera y luego un profesor de Educación Física destacado, innovador para su época, inteligente, trabajador incansable, líder social y carismático. Aborrecía de aquellos profesores que superponían cursos, "robaban" las horas y que no se dignaban a enseñar nada. Su figura puede servirnos de inspiración para aportar a la construcción de una formación docente en Educación Física que acompañe políticas públicas producto del consenso social en el campo socioeducativo, orientadas sobre todo hacia los sectores populares, desde el compromiso con la promoción y el desarrollo social.
Guyo sabía de la potencia educativa que puede y debe tener la Educación Física y vivirá en cada uno de los que soñamos cada día que la educación es un derecho de todos y no un privilegio para unos pocos; en quienes intentamos día a día ayudar a las personas a reflexionar y a ampliar sus horizontes de desarrollo personal; en quienes creemos que es posible una educación física con la gente y no impuesta por designio de una minoría; en quienes creemos que es posible pensar a la Educación Física como una disciplina pedagógica con todo lo que ello significa: el derecho de todos a aprender y de nosotros los docentes, la obligación de enseñar dignamente contenidos significativos que promuevan en cada persona la cultura valiosa en cada comunidad, los valores de la solidaridad, el respeto profundo a la diversidad, el valor de las personas no por lo que tienen en los bolsillos sino por lo que son como tales, el repudio contra toda forma de discriminación, ya sea racial, social, cultural, religiosa o étnica; la promoción de contenidos significativos a partir de los medios que contamos en los juegos, los deportes, las actividades de aventura en la naturaleza, la gimnasia y las actividades recreativas y de tiempo libre; el repudio a toda forma de movimiento corporal tendiente a imponer modelos de mercado; el uso del cuerpo como si fuera una máquina al servicio del rendimiento; la cosificación de las personas bajo supuestos principios científicos aplicados a cuerpos cadavéricos que eliminan la historia personal, las emociones, los sentimientos, las motivaciones, los anhelos, los deseos personales y el valor del grupo.
Guyo Sember es una víctima del Terrorismo de Estado al igual que todos los jóvenes comprometidos de aquellos años trágicos, y lo que sufrió fue y es una tragedia espantosa.
Construir la Memoria permitirá que Nunca Más vuelva a ocurrir.
Desde estas líneas decimos, hoy y siempre:
“Guyo Sember, ¡Presente!”

Tulio Guterman
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Mayo - Junio de 2006 / Yiar - Sivan 5766
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