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Reconocimiento a la trayectoria artística de Rosita Londner
Por Moshé Korin
El Departamento de Cultura de AMIA, el miércoles 26 de noviembre de 2003 en el Auditorio de la Kehilá de Buenos Aires, organizó un reconocimiento a la actriz y cantante Ro-sita Londner por su trascendental trayectoria en el teatro, en la canción y en la música judías.
Rosita Londner y Henry Ghero fueron realmente dos caras de una misma moneda, así en la vida artística como en la personal, juntos nos alegraron la vida y llevaron la canción y la palabra judías a los lugares más recónditos de la tierra.
Henry Ghero, que había nacido en Rowne, en 1919, luego de haber participado en la Segunda Gue-rra Mundial, en 1949, es contratado en París, en su carácter de actor judío. No obstante, sus condiciones sobresalientes son de cantante y animador de es-pectáculos de music-hall. Ghero se caracteriza por no caer en lo chabacano o en el humor “grosero”. El 5 de agosto de 1951 arriba a Buenos Aires, contratado por el popular “music-hall Internacional ” cuyos dueños eran la familia Paley, en la esquina de Serrano y Corrientes, donde actúa durante varias temporadas a local lleno. Allí es donde traba relación con la bellísima joven Reizele, es decir, Rosita Londner, actriz del teatro judío.
Reizele Londner, que llegó a la Argentina cuando apenas tenía unos meses de vida, proviene de un hogar donde se cultivaba la canción y la cultura judía.
La madre de Rosita, Sore Rojl, en Polonia cantaba en un coro dirigido por el maestro Kipnis.
El padre de Rosita, Nojem, oriundo de Chenstejow, había estudiado junto a sus hermanos y hermanas música. Las muchachas, piano ; los muchachos , violín. Era un hogar alegre. A la edad de 4 años, Rosita perdió a su padre en un accidente laboral. Su madre quedó viuda con dos hijas: Rosita y su hermana Ofelia Z”L. Ro-sita comienza a cantar con su bella voz natural y más tarde recibe clases de canto del excelente maestro argen-tino, Alberto Mario Zecca.
En el año 1947, Rosita Londner es contratada en el Teatro “Mitre”, donde actúa al lado de prestigiosos artistas judíos invitados como: Dina Halperin, Mijl Mijalesco, Benzion Witler, Shifre Lerer, Dzigan y Schumajer, Jennie Lowitz, Meier Zelniker y muchos otros.
En 1951 arriba Henry Ghero a Buenos Aires. Una sola mirada a Rosita, y el fuego del amor se transforma en ardiente llama...
Henry Ghero comprende que ha encontrado, como hoy dicen los jóvenes: ¡joya!–: joven, bella, talentosa. Un verdadero tesoro. Una real “partenaire” . Y resultó, en efecto, no sólo su mejor compañera en el escenario, sino también en la vida real. En el año 1953 contraen matrimonio; ¡una pareja feliz!. Inician una vida de giras y viajes por naciones del mundo: Londres, París, Sudáfrica, los países Es-candinavos, Israel, Amé-rica del Norte, Central y del Sur, con su vasto repertorio de canciones, dúos y sano humor judío; y el público pide más y más y siente profundo agradecimiento por ese dúo de artistas judíos.
La crítica teatral se refería a la pareja Ghero-Londner como “ las estrellas errantes del bodevil y el music-hall judío”, y añadían: “sus presentaciones an-te el público no sólo causan un hondo goce artístico, sino también una emocionante vivencia judía, tanto en los que añoran el pasado cuanto en los que buscan una identidad nacional”.
Aún cuando a la pareja Ghero–Londner se los denominaba “estrellas e-rrantes”, ellos, en cambio, formaron un sólido, cálido y acogedor hogar. La hija mayor, Alicia, es profesora de danzas israelíes, mientras que su hijo Moishe- que lleva el nombre de su abuelo paterno- optó por ser rabino. Su padre solía llevarlo a los servicios religiosos de los sábados y las festividades, a la sinagoga, de la calle Libertad, donde oficiaba el inolvidable Leibele Schwartz, íntimo amigo de los Ghero.
Moishe Roizner estudió en seminarios de Israel, y luego recibió su “Smija” como rabino, en el Semi-nario Rabínico Latinoame-ricano. Durante muchos años se desempeñó como Rabino en varias comunidades en Buenos Aires y actualmente es líder espiritual de la Comunidad Bet Torá en Miami, Estados Unidos. Y hablando de Móishele, quien fuera mi alumno junto a su hermana Alicia en la Escuela Scholem Aleijem, recuerdo una anécdota que hace unos años me contó de sus padres y que los pinta de cuerpo entero:
Luego de un gran suceso en Johannesburgo, Su-dáfrica, se encontró con un “landsman” llamado Max, es decir un amigo de su pueblo natal, Rowne. Un hombre muy rico y que apreciaba mucho a Henry Ghero. Él tenía en ese país una cadena de lavanderías, una especie de Laverap en Argentina. Con mucha buena voluntad y cariño, queriendo ayudar a Henry Ghero y su señora Rosita les comentó: “¿Por qué no se quedan aquí en Johannesburgo?, yo les daría un trabajo bastante sencillo y rentable, que consistiría en que todas las mañanas abran las cajas de los distintos lavaderos, y por la noche retiren el dinero, no hay duda de que ganarían por lo menos cuatro veces más de lo que perciben ahora y no tendrían que viajar permanentemente”. En ese momento Ghero le contestó con el consentimiento de Rosita: ¡¿Un me pacht bravo oij?! – ¿¡Y también aplauden en los Laverap?!
No hay duda, ellos eran artistas populares y se debían a su pueblo.
Lamentablemente, de-masiado temprano, demasiado pronto se apagó la estrella errante; lo recordaremos siempre como fue: vivaz, sagaz, talentoso y alegre. El 17 de octubre de 1980, paso a la eternidad. Su muerte fue para Rosita un tremendo golpe. De-cidió, entonces, no cantar ni actuar más. No obstante afirma Rosita, que Ghero, desde el más allá la instó a seguir actuando: “La función debe continuar ...”, le habría dicho.
Es así como Rosita Londner se presenta, de tanto en tanto, en conciertos unipersonales, y también en algunas representaciones teatrales por ella misma dirigidas. En 1995 ocupa el escenario del conocido Teatro Cervantes de Buenos Aires, en una obra en castellano, pero de hondo contenido judío : “Los Gauchos judíos”. Allí tuvo la oportunidad de cantar, en idish, la conocida “Canción de Cuna” , el vig - lid ,del celebre escritor y humorista judío Schólem Aléijem.
Gran éxito entre mu-chos, tuvo la obra teatral por ella protagonizada junto a un hermoso elenco, en ídisch y en castellano: “Dem rebns tojter - la hija del rabino” y en el año 1997 encabezó el elenco y dirigió el espectáculo en la Sociedad de actores judíos, hoy Auditorio Ben-Ami: “Tzi Zinguen un Tzi Zugn”- Idish con canciones y humor.
En el año 2001 tuvo una inolvidable actuación junto a una orquesta y el coro institucional Max Nordau en el Teatro Opera de la Ciudad de La Plata.
Con el cariño de sus hijos y sus 8 nietos, de sus dos sobrinas Marta Lissa y Zully Babiacki - Kadisz, de sus amigos, familiares y admiradores, que le prodigan afecto y felicidad, Rosita continúa siendo una bella mujer, cantante y actriz. Su voz conserva la frescura de antaño y su simpatía permanece intacta. Se dedica a preservar el legado de su querido Henry, que es: difundir por doquier la canción judía, que tan preciada le fuera a él en vida. Rosita Londner:
Por muchos, muchos años más!.•
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Diciembre 2003 Enero 2004 - Tevet 5764
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