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Precursor Del Sionismo Político
El rabino alkalái: ejemplo de armonía entre religión e idea nacional.

Por Moshé Korin
Se trata de uno de los primeros hombres que intentaron conjugar la esperanza mesiánica en la redención con la lucha de un pueblo por el retorno a su tierra. La permanente fe en el retorno del Pueblo Judío a la sagrada tierra de Éretz Israel tuvo en el Rav Iehudá Ben Solomon Jai Alkalái -oriundo de Bosnia- a uno de los más enfervorizados y prácticos realizadores.

De Sarajevo a Jerusalem
Nació en 1798 en Sarajevo, la capital de Bosnia, que era entonces parte del Imperio Turco Otomano. Ya en su temprana niñez sus padres lo llevaron a la sacra Jerusalem, donde fue educado en la especial atmósfera que allí reinaba. Incorporó el espíritu devoto de la fe judaica desde su cuna. En su casa se hablaba el ladino o judeoespañol.
En Jerusalem, en sus años mozos, Alkalái fue un seguidor del rabino Eliézer Papo (oriundo también él de Sarajevo). En 1825 vuelve al galut (Diáspora), para ser por medio siglo el rav de la comunidad judía de Semlin (en Serbia). Pero tuvo siempre como meta la "Aliá" a Éretz Israel, aunque postergando sus propias intenciones de volver a Sión. Gran parte de su vida la dedicó a convencer a sus feligreses de que a Israel no se va sólo a morir, cosa que era común entre los judíos de Europa oriental en el siglo pasado.
Así, además de enseñarles hebreo a los jóvenes de su congregación, a partir de 1840 el Rabino Alkalái fue de los primeros en guiar a la feligresía al amparo de una idea que hoy debemos considerar precursora del moderno sionismo político. Y desde su Beit Knéset (sinagoga), la idea del retorno a Sión se gestó con el énfasis de una actividad práctica: la de realizar el ideal político de la antigua nación hebrea.

La Nación Judía
Sostuvo con enérgica convicción el cotidiano uso de la lengua hebrea (a diferencia de otros religiosos que no la admitían fuera de los rezos y plegarias). Así escribió: "Si el Todo Poderoso nos mostrara efectivamente su milagroso favor y nos convocara a nuestra tierra, no estaríamos capacitados para hablarnos unos a otros, y una comunidad tan dividida no tendría éxito... Una situación de este tipo no puede ser satisfecha con un milagro, y es casi imposible imaginar un verdadero renacimiento de nuestro idioma hebreo por medios naturales. Pero debemos tener fe en que llegará...".
Señaló con idéntica fuerza el legítimo derecho de los pueblos a volver al encuentro de sus raíces. Y hasta fue el difusor y propagador de un programa político para la autodefensa judía.
Estos aspectos fueron reencarnados, medio siglo más tarde, en el programa del sionismo político herzliano.
Su lucha en el seno mismo de los círculos religiosos ortodoxos en la Europa del sudeste y con las comunidades sefardíes, ha sido parangonada a la que llevara a cabo entre las comunidades ashquenazíes el Rabino Tzvi Hirsh Kálisher.
Ya en sus años jóvenes, Alkalái tomó el concepto de "Nación Judía" de otro rabino sefardí, el Rav Yehudá ben Samuel Bibas, rabino de Corfú. Éste había sido uno de los creadores del Movimiento "Jibat Tsión" ("El amor a Sión"), que estaba a favor de la colonización en Éretz Israel; movimiento del que formó parte el rabino Alkalái.
Lo cierto es que la vida de éste en la ciudad de Semlin, transcurrió en medio de intensas disputas políticas debidas al inicio y pronto crecimiento de las ideas nacionalistas en la región. Allí nacía con suma fuerza la idea de la identidad nacional serbia; al mismo tiempo, comenzaban a mostrar las primeras grietas los extensos imperios austrohúngaro y turco.
La idea política nacionalista comenzaba a ganar adeptos en Europa. Y esta postura política fue también un importante componente en la visión del Rav Alkalái. Él fue de los primeros en advertir que la misma idea, que podía tener nefastas consecuencias para los judíos si los fanatismos locales la exacerbaban, era al mismo tiempo útil para sintetizar las aspiraciones del retorno a Sión.
Es decir, que comenzó con Alkalái la concepción de un nacionalismo judío. Por lo tanto, se adelantó a lo que sería casi sesenta años más tarde el sionismo político de Teodoro Herzl.

Sus libros
Fue hombre de ideas y de acción. En el campo de las ideas, además de su intensa actividad con sus arengas en la sinagoga, se expresó también a través de sus libros, como asimismo de sus muchos artículos y folletos; difundiendo siempre su ideario que sintetizaba la redención mesiánica con la actividad concreta por el retorno a Éretz Israel.
Sus dos primeros libros los escribió en ladino; el resto, en hebreo. Produjo 18 publicaciones, amén de muchos artículos y diversos boletines.
Su primer libro, en 1839, fue "Darjéi Haam" (Los Caminos del Pueblo). Propone en él una actitud diferente respecto al concepto de la redención en la tradicional interpretación religiosa.
Su segundo libro es "Shalom Ierushaláim", en 1840. Y constituye una primera reacción al "affaire Damasco". En aquel año, en esa ciudad levantina, se culpó a los judíos de la muerte de un clérigo cristiano.
La persecución a importantes dirigentes judíos de Damasco sacudió a todas las comunidades judías europeas, donde se difundió la mala nueva. El hecho constituyó un verdadero "pogrom", con funestas consecuencias. Y recordó a los judíos de Europa la vieja calumnia del "crimen ritual", que reaparecía en un inesperado lugar del orbe. En ese entonces, Moses Montefiore, Adolphe Crémieux y otros importantes líderes judíos de Europa occidental viajaron a Alejandría y El Cairo para dialogar con las autoridades musulmanas.
La reacción de Alkalái a estos sucesos aparece también en su tercer libro. Es en 1843 cuando publica "Minjat Iehudá" ("La Ofrenda de Iehudá"). A partir de aquí su obra es íntegramente escrita en hebreo. Tanto los episodios de Damasco como la guerra por la independencia nacional librada por los serbios, son los puntos de partida que la realidad ofrece al rav de Semlin para editar este nuevo libro.
Considera un símbolo al año 1840, en el que se produce el sonado episodio de Damasco ("Alilat Dam" - "crimen ritual"). Entiende que simboliza el sonido del shofar, el hallazgo de la ruta por la redención del Pueblo Judío, como Nación Judía en su Tierra (Éretz Israel). Es fundamental, sostiene, que se saquen conclusiones de esos tremendos sucesos en el galut.
También considera aquí Alkalái la perspectiva tradicional mesiánica y hace frecuentes citas de referencias exegéticas de la Torá. Sostiene que una serie de antecedentes prepararán el advenimiento del Mashíaj.
Ve como un primer paso el establecimiento de los judíos en Éretz Israel; a la vez, advierte el Rav Alkalái que no es posible que todos los judíos lleguen de repente a Sión. Por lo tanto, aduce que algunos judíos deberían inicialmente quedarse en el galut -como por mucho tiempo fue su propio caso-, de modo de poder ayudar a los pioneros que concretaran su "Aliá"; ya que éstos, seguramente, surgirían de entre los pobres.
Escribió Alkalái en "Minjat Iehudá": "... El Señor desea que seamos redimidos en dignidad... por lo que no podemos emigrar masivamente, ya que en ese caso tendríamos que vivir como nómades en los campos de Éretz Israel... La Redención debe venir progresivamente.... la nación debe ser gradualmente edificada y preparada... " .
Se ha señalado que, al hablar de esta gradual preparación del pueblo que aguarda la redención, Alkalái quiso contrarrestar a aquellos sectores ultraortodoxos que podrían acusarlo de "dejikat haketz", o sea, de pretender "adelantar el fin de los días". Sin embargo, sus ideas buscaban una realización en la actividad secular. Y la institución rabínica combatió con mucho vigor a este adelantado exponente del sionismo religioso.
En 1852, durante su paso por Inglaterra, se publica en Londres el "Mevaser Tov" (o "Precursor de las Buenas Nuevas"), de su autoría. En el extenso subtítulo, acorde con los criterios tipográficos la época, se leía: "Una alocución dirigida a la Nación Judía" acerca de la conveniencia de organizar una asociación para promover la recuperación de su Patria.
Alkalái publicó una tras otra sus distintas ponencias, aunque girando todas alrededor del sustancial eje del retorno a Sión. La idea nacionalista judía se conjugaba en ellas con las aspiraciones mesiánicas que enseñan los libros sagrados.
Introdujo el factor voluntario en el tema de la redención; y esto le valió el ser considerado herético por los círculos más ortodoxos.
No renunció nunca a la idea religiosa. Y por ello lo combatieron tanto los rabinos reformistas como los sectores judíos proclives a la asimilación.
En todas sus obras abundan las citas del Talmud y del Midrash, como también de la Cábala. En este ultimo caso, Alkalái acude en especial al valor numérico de los caracteres hebreos, añadiendo su propia interpretación mística.
Tanto en sus sermones como en sus escritos, sostiene que la redención llegará primero por la actividad del pueblo; y en una segunda etapa vendrá el milagro.

La "teshuvá clalit".
Alkalái introdujo una importante diferenciación en la conocida noción religiosa de "teshuvá". Si bien en el uso corriente del hebreo, "teshuvá" significa "respuesta", sabemos que en el Talmud (Sanhedrín, 97: b) tiene el sentido de "arrepentimiento"; y constituye la precondición para la redención.
Alkalái retoma en este punto la interpretación del Rabino Bibas, que partiendo del significado etimológico de "shivá" = "retorno", deducía que de lo que se trataba era del retorno a la Tierra de Israel.
Alkalái agrega a esto, que la habitual consideración de la "teshuvá" tomaba en cuenta una "teshuvá pratít", o sea "particular". Y en cambio lo que él va a sostener, es que se trata de una "teshuvá clalit" (general).
En el caso anterior, el de la llamada "teshuvá pratit", cada persona, luego del abandono de la observancia, trata de retornar a la misma a partir de su ruego: es lo que se llama el "arrepentimiento individual". Así fue, de acuerdo con las definiciones de los primeros sabios.
El nuevo significado, el de la "teshuvá clalit" (o "general"), implica una idea generalizada, encarnada en el pueblo todo. "Todo Israel anhela el retorno a la Tierra de sus padres", escribe el Rav Alkalái.
Y es a partir de esta última idea que desarrolla en sus escritos el retorno a Sión. Lo hace, aunando también la concepción religiosa.

Unir los dos puntos de vista
Como hombre de acción, hizo un llamado a la adquisición de los títulos de financiamiento de los asentamientos colonizadores en Éretz Israel. Era uno de los pasos fundamentales para el reasentamiento judío en la tierra ancestral. Pero además, sostenía, con ello podría asegurarse el reconocimiento de los demás países a la existencia de una Éretz Israel judía.
De allí que haya perfilado un plan concreto de retorno. Y su visita a la Gran Bretaña (en 1852) fue precisamente para difundir este programa del regreso de los judíos a su tierra. Él había depositado su confianza en que fuera Inglaterra el país que supervisara su ejecución.
Con el fin de difundir este plan, visitó también otros países de Europa occidental, encargando incluso a rabinos de Austria y Alemania la edición de sus obras, como había acontecido antes en Inglaterra.
Alkalái trató de demostrar que el punto de vista religioso no entraba en contradicción con el de una acción cívica desde el nacionalismo, que efectivizara la liberación social y política del Pueblo Judío. Y que la concreción de la misma tenía que llevar al pueblo a la acción diaria, sin que por ello se perdiese de vista el añejo sueño de la espera por la llegada del Mesías.

Antecedentes de la Haganá y la Magbit
Enseñó Alkalái que en Éretz Israel había que trabajar: no sólo estudiar la Torá o aguardar al Mashíaj, sino también labrar la tierra; para crear una nación judía como la existente antaño.
Alkalái quiso, además de una agricultura judía, un ejército judío (mucho antes de la Legión Judía y de la "Haganá"); concepto más que avanzado para su época. También aportó ideas para la futura composición de órganos de gobierno judíos en Éretz Israel. En este aspecto, concibió un Parlamento Judío integrado por un Consejo de Ancianos, como en épocas bíblicas.
Por otra parte, impulsó en el "galut" una campaña que se puede entender como precursora de la actual "Magbit" (Campaña Unida) y trabajó intensamente para crear una Asociación Judía Internacional, algo así como un antecedente, si se quiere, de la Organización Sionista Mundial.

Las oposiciones
Así como a él se opusieron los círculos ortodoxos, también fue Alkalái un severo crítico de los sectores que habían abandonado uno de los dos pilares en que asentaba su ideal: el de la redención milagrosa y el del retorno a Éretz Israel.
Por supuesto que sus ideas eran muy de avanzada, especialmente teniendo en cuenta la época y la resistencia que generaban en los citados círculos de la ultraortodoxia. Las posturas de los rabinos de Jerusalem condicionaron a muchos otros; tuvo entonces de parte de los rabinos tradicionalistas una cerrada y enérgica oposición, no exenta de acusaciones de "hereje".
Él, a su vez, adoptó también actitudes de enérgica crítica y oposición a diversos sectores religiosos. Así, estuvo en contra del movimiento de rabinos reformistas de Alemania, que en sus plegarias omitían mencionar el retorno a Sión. Como se opuso asimismo a los sectores ilustrados de la emancipación y la Haskalá (Iluminismo). Esto debido a que entendía que la "Aliá" a Éretz Israel debía tener un componente de profundo compromiso religioso.
Criticaba lo que entendía que era un estilo de desviación en la marcha a Éretz Israel, y esto le llevó a oponerse a la "Aliá" de los judíos de Norteamérica, en quienes personificaba ese estilo -que hoy llamaríamos "light"-.
Además, no contaron con su beneplácito algunos programas llevados a cabo en Éretz Israel (por entonces llamada "Palestina"). Así, se opuso al programa denominado "Batéi Maasé" (en 1860), de construcción de casas en Jerusalem. En especial, porque se trataba de asentamientos de beneficios temporarios y cuyo valor en la agricultura de las tierras circundantes no era demostrable.
Más tarde, se opuso igualmente a la Escuela "Mikvé Israel". Ésta fue creada por la "Alliance Israélite Universelle", en 1870, en la ciudad de Iafo. Si bien Alkalái fue uno de los primeros en preconizar el desarrollo de la actividad agrícola por los judíos en Éretz Israel, sostuvo que aunque había mérito en la formación de los futuros granjeros judíos, se desaprovechaban allí las tierras para los asentamientos.
Estimuló, en cambio, la creación de la Sociedad para Asentamientos Judíos en Éretz Israel, fundada por Jaim Lorie. Aunque la misma no pudo producir resultados.
Hasta que decide él mismo ir a Éretz Israel, en 1871, y funda entonces el "Kol Israel Javerim". Como se ve, el nombre es la traducción al hebreo de la "Alliance Israélite Universelle", por lo que se deduce que sería como una filial de l' Alliance en Tierra Santa.
Tras su retorno a Serbia, esta filial sucumbió por la encarnizada batalla que le plantearon los zelotes de Jerusalem, lo mismo que el Centro de Distribución de Fondos de la Jaluká (1), de Amsterdam.
Los rabinos, desde los ortodoxos a los reformistas, lo mismo que los zelotas jerosolimitanos, atacaron violentamente su obra.
(1) Jaluká: Dinero que se recaudaba en los países de la Diáspora, para ser distribuido entre los judíos de Éretz Israel.

Un Poblado en su homenaje
El Rav Alkalái concretó su Aliá a Éretz Israel en 1874. Se instaló en Ierushaláim. Allí murió, cuatro años después, en 1878 (a los 80 años de edad).
En la Ciudad Santa se ha levantado un poblado que lleva, en homenaje al rabino Alkalái, el nombre del mismo: "Or Iehudá", o sea, "Luz de Iehudá" (por Iehudá Alkalái). Inicialmente fue poblado por "olim jadashim" ("judíos, nuevos inmigrantes"). Hoy tiene también pobladores allí nacidos, junto a flamantes "olim jadashim" que representan la puesta en marcha de la visionaria idea del rabino.
Su pensamiento se llevó a la práctica en el siglo veinte. Su visión anticipó el nacimiento del sionismo político. Su obra fue el primer eslabón de la posterior unidad del pueblo judío, en el que confluirían laicos y observantes, en la consecución de la idea de "Nación Judía".
Y en el siglo XX, se reeditaron sus obras. Así, en 1943 se publicó -en inglés- una selección de sus escritos con una bibliografía e introducción de G. Kressel.
A su vez, las obras completas fueron editadas un año más tarde (en 1944), con una introducción de Itzjak Werfel (o "Itzjak Rafael").
Y vale puntualizar que el Rabino Alkalái fue el principal protagonista de la novela del escritor Iehuda Burla, "Baófek" (En el Horizonte).
El Rav Iehudá Alkalái vivió, predicó y defendió con denuedo su ideal que debemos llamar "sionista", en el seno de una comunidad judía sefardita tradicional. Sus ideas irrumpieron allí como una audaz estela. Y dejaron el germen del futuro movimiento sionista.
Era un entusiasta y un soñador; sólo pensaba en un mundo mejor. Elaboró un proyecto para la reconstrucción de Éretz Israel en base a la organización de un pueblo que debía reaccionar. Y hacerlo implicaba entrar en un proceso de desarrollo de la idea nacional judía.
De un lado, chocó con la institución rabínica. Ésta calificó como heréticas sus posturas. Del otro lado, los asimilacionistas y los iluministas quisieron ignorar su perspectiva religiosa.
El Rav Alkalái luchó con todas sus energías mentales y físicas.

Abril de 2003
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