LA VOZ y la opinión


Periodismos Judeo Argentino Independinte
A 20 años del fallecimiento de un sabio judío:
Benefactor de la humanidad: Albert Sabin

Por Moshé Korin
Una de las grandes figuras del siglo que acaba de finalizar, ha sido el eminente médico e investigador científico Albert Sabin. Este gran hombre de ciencia, nacido en el seno de una familia judeopolaca (en una ciudad que por entonces pertenecía transitoriamente a Rusia), fue el descubridor de la vacuna antipoliomielítica oral que lleva su nombre: ‘Sabin oral’. Y si bien el primero en aislar el virus que ocasiona la parálisis infantil, fue el Dr. Jonas Salk, sólo a partir de la dosis oral que produce el Dr. Sabin se logra suministrar esta vacuna a grandes masas de población, en los más remotos lugares del mundo. Por eso, es de sumo interés repasar en algunas líneas los aspectos sobresalientes de la carrera de este gran sabio judío, benefactor de la humanidad.

EMIGRACIÓN EN LA ADOLESCENCIA.
Albert Bruce Sabin nació el 26 de agosto de 1906 en un hogar judío de Biálystok, por entonces ciudad rusa y hoy perteneciente a Polonia. Sus padres, Jakob Sabin y Tille Krugman de Sabin, habían conformado una familia humilde y consciente de su pertenencia judía.
Cuando emigró con ellos a los Estados Unidos, en febrero de 1921, era Albert un adolescente de 14 años de edad.
En ese país pudieron costearle los estudios. Hizo primero el Bachillerato en la Escuela Superior de Paterson, para proseguir luego su preparación en Odontología. Pero al leer el libro ‘Cazadores de Microbios’ de Paul de Kruiff, entiende que su verdadera vocación es la investigación biomédica y decide pasar a estudiar Medicina.
Antes de cumplir veinte años inició su primer trabajo científico en el Laboratorio del Departamento de Bacteriología de la Universidad de Nueva York.
Poco tiempo después, pasa a ser el colaborador del Dr. Park, un célebre investigador científico.
En 1930 obtiene la ciudadanía norteamericana. En 1934 se traslada a Londres, donde se desempeña como ‘council fellow’ norteamericano en el ‘Lister Institute’ de Medicina Preventiva. Luego, por cinco años, integra el equipo científico del Rockefeller Institute for Medical Research en Nueva York. Aquí, junto a otro médico judío, el Dr. Peter Olitzky, se dedica el Dr. Sabin a investigar de lleno las enfermedades virósicas.
A todo esto, también se casó, de su matrimonio tuvo dos hijas: Débora y Amy.

EN LA UNIVERSIDAD CINCINNATI.
Luego de recorrer varias instituciones médicas neoyorquinas, se incorporó el Dr. Sabin al Children’s Hospital Research Foundation de la Universidad de Cincinnati. En esta ciudad, desarrolló su carrera en 30 años de ininterrumpida labor. Su tarea comenzó en la investigación microbiológica de los virus, tanto en lo referente al mecanismo de inmunidad como a la naturaleza hereditaria de la resistencia. También enfocó el comportamiento de aquellos virus que afectan al sistema nervioso; y se abocó al estudio del cáncer experimental producido por virus.
Al mismo tiempo, investigó detenidamente distintas enfermedades infecciosas, tales como la meningitis, la encefalitis, el dengue, la diarrea infantil y, por supuesto, la poliomielitis. Desde 1962 estudió el posible rol de los virus en el cáncer que ataca a seres humanos.
Durante la 2a Guerra Mundial (1939/1945), el Dr. Sabin fue incorporado a las Fuerzas Armadas norteamericanas como cirujano general. Se encargó de investigar las enfermedades epidémicas y, a tal fin, realizó importantes viajes al Asia y al Medio Oriente. En el Asia recorrió China, Corea, Filipinas y otros países afectados por epidemias. Se trasladó también al Medio Oriente, llegando a Egipto para tratar a los soldados aliados y hallar la adecuada fórmula de protección contra el mosquito de la arena, portador de la enfermedad de Papatachi. En 1943 llegó por primera vez a Éretz Israel (Palestina), entonces bajo el Mandato Británico.

LA POLIO, SU LUCHA.
Como es de dominio público, la lucha constante del Dr. Sabin estuvo encaminada a combatir la polio. La poliomielitis ha sido la causante de la parálisis infantil en las latitudes más dispares. Incluso en la Argentina, en los comienzos de los ’50, tuvo una fuerte incidencia en nuestra niñez. Cabe recordar que sus estudios en este tema se iniciaron en 1931 (cuando era apenas un joven de 25 años de edad), y continuaron durante 30 años. Hasta que en 1961 pudo llegarse al uso masivo de la vacuna que él descubrió y que lleva su nombre: ‘la vacuna Sabin oral’. Y así se pudo eliminar casi totalmente esa terrible dolencia en todo el mundo.
El Dr. Sabin no quiso patentar su vacuna, ni aceptó dinero alguno por ella. Pidió que fuera gratuita y universal. “Quiero que mi investigación esté al alcance de todos”, dijo.

LA ACTIVIDAD PÚBLICA.
El Dr. Albert Sabin asumió permanentemente compromisos públicos. Comenzó integrando diversos comités de planificación y financiamiento de la investigación médica. En los Estados Unidos fue miembro tanto de la Academia Nacional de Ciencias como de la Academia Norteamericana de Artes y Ciencias. Y en distintos países del mundo ocupó puestos análogos. En Israel, por ejemplo, el Dr. Sabin integró -desde 1965- la Junta de Gobernadores de la Universidad Hebrea de Jerusalem, como también la del Instituto Científico Weizmann de Rejovot. Asimismo, la Universidad de Tel Aviv y el Tejnión de Haifa lo tuvieron como consultor.
El Dr. Sabin fue muy requerido para diferentes comisiones de investigación científica, tanto en los Estados Unidos como en otros sitios. En el país del norte, integró la Comisión Nacional de Epidemiología y el Comité del Instituto Nacional de Salud de las Fuerzas Armadas. A la vez, presidió comisiones como la de Asesoramiento en Salud Tropical, y otras. En 1963 fue uno de los delegados norteamericanos a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Ciencia y Tecnología aplicadas a los Países en Vías de Desarrollo.

UN JALUTZ (PIONERO) DE LA CIENCIA.
Después de 30 años de investigación en Cincinnati, siendo ya una personalidad de renombre internacional por su importante logro en la lucha contra la poliomielitis, el Dr. Albert Sabin se radicó en Medinat Israel en 1970, al ser nombrado presidente del Instituto Científico Weizmann de Rejovot.
Como dijera el propio Jaim Weizmann acerca de los pioneros del Instituto de Ciencias en Rejovot que hoy lleva su nombre eran necesarios verdaderos jalutzim (pioneros) para impulsar la actividad científica en el naciente Estado. Muchos recuerdan aún hoy las palabras de Weizmann: ‘ ... Vivimos en un país de jalutzim, somos pioneros en el desierto, en la agricultura, en la industria ... y aquí en Rejovot nos hemos comprometido también a un particular tipo de tarea de pioneros: somos jalutzim de la ciencia ... ’.
Si el primer presidente del Estado de Israel reclamaba que alguien tomara la posta y que el pionerismo no se perdiera, Sabin, a no dudar, llegó hasta Rejovot para responder a aquel reclamo. Además, llevó a cabo en Israel una labor permanente en pro de la salud y de la educación. En este último rubro debemos encuadrar sus esfuerzos por lograr una adecuada adaptación de los olim jadashim (nuevos inmigrantes), que llegaban desde muy diversas nacionalidades y culturas. La paz entre los israelíes y sus vecinos árabes fue también una de sus infatigables obsesiones.
En esa etapa israelí, su rol de sabio judío y de enemigo de las tecnocracias de gabinete le conferían a su pensamiento una aureola muy particular. Su estatura moral era semejante a la de los grandes hombres del Estado: un Weizmann, un Ben Gurión o una Golda Meir.
Si en aquel Israel de comienzos de los ’70, la autoridad máxima en cuestiones de seguridad y de guerra se expresaba en la voz siempre convincente de Moshé Dayán, todo lo atinente a la educación, la ciencia y la salud tenían en Albert Sabin al vocero más preclaro, tanto desde el punto de vista del conocimiento como de la autoridad moral.

DEFENSOR DE CAUSAS JUSTAS.
La actividad pública del Dr. Sabin no se agotaba en los consejos directivos de las más importantes instituciones científicas de los Estados Unidos, de Israel o de otros países del mundo. Su conciencia de hombre libre lo impulsaba a defender las causas que consideraba justas.
Eran los tiempos en que la dirigencia comunista impedía a los judíos de la Unión Soviética su emigración al Estado de Israel. Fue entonces (1971), en la Conferencia de Bruselas, cuando el Dr. Sabin recordó audazmente las palabras del canciller soviético Andréi Gromyko en las Naciones Unidas, cuando el Estado de Israel asomaba a la faz del mundo (1948). Citó así: ‘Son justas las aspiraciones de los judíos de establecer su propio Estado’ y ‘sería injusto si no se tomara en consideración y se negara al Pueblo Judío el derecho de realizar esta aspiración’. Y exigió el cumplimiento del principio enunciado. Como la dirigencia soviética era igualmente impenetrable a los reclamos de otras minorías étnicas, Sabin supo también señalar las diferencias, ya que los judíos, para reunirse con sus hermanos, debían encaminarse a otro país muy distante de allí, que era el Estado de Israel.

LA PAZ EN MEDIO ORIENTE.
Este hombre de impecable bigote, lacios cabellos blancos y agradable sonrisa, fue asimismo un ferviente defensor de la libertad de los pueblos.
Decidido combatiente contra el colonialismo y a favor de que los países sojuzgados pudieran dejar atrás la etapa del subdesarrollo; constante defensor de la paz en Medio Oriente -y en todo el mundo-, en cierta ocasión expresó que ‘ ... si los países árabes, en vez de recibir armas y técnicos militares del exterior, recibieran en cambio expertos en salud o en agricultura o en industrialización, en poco tiempo no tendrían los problemas que ahora los acucian ... ’.
Sabin fue también un claro ejemplo del anhelo de los judíos por reencontrarse con sus hermanos.
Así, cuando se le preguntó si se hubiera marchado de los Estados Unidos para conducir un instituto científico como el “Weizmann” fuera de Israel, su respuesta fue categórica. ‘Claro que no’, dijo. Y agregó: ‘ ... Yo estaba trabajando muy bien en los Estados Unidos y mi tarea me hacía sentir muy feliz. Si acepté presidir el Instituto Científico Weizmann fue precisamente porque está en Israel y desempeña un papel importantísimo, tanto en el campo científico como en el desarrollo económico y cultural del país. Y también en los aportes de Israel al mundo ... ’. Y subrayó: ‘ ... Vivir en Israel representa para mí un desafío y una maravillosa aventura ... ’.

EN AMÉRICA LATINA.
En su gira latinoamericana (fines de 1969 y comienzos del ’70), fue colmado por la ternura, el afecto y el júbilo apoteótico que le brindaron especialmente los niños en los países que visitó (Argentina, Brasil, México, etc.). Siendo un benefactor de la humanidad, millones de niños en el mundo entero -lo mismo que sus padres- supieron hacerle llegar su gratitud.
También le oímos decir en aquella gira que: ‘ ... el mundo no podrá sobrevivir si un tercio de la humanidad vive en la opulencia y dos tercios sufren hambre y se debaten en la miseria ... ’. Y afirmó que, de no revertirse esta tendencia, en los años futuros ‘ ... habrá una gran rebelión de los pobres contra los ricos ... ’.
Sabin aseguraba que era la indolencia de las grandes potencias internacionales la que ocasionaba el subdesarrollo y, con éste, la miseria de una enorme franja de gente condenada al hambre y el atraso. Mientras que el hombre no puede vivir sin enfermedades -aunque la medicina sepa controlarlas-, lo que sucede en el orden social, en cambio, sí se puede evitar. Y para ello es necesaria la buena voluntad de los líderes que conducen a las grandes potencias mundiales, así como su decisión de poner fin a la opresión colonialista, sea ésta política o económica.

EN NUESTRO PAÍS.
Durante una de sus visitas a nuestro país, la de julio de 1967, el reconocido periodista judeoargentino Sergio Leonardo, ya fallecido, lo entrevistó para ‘La Nación’ y supo sintetizar con su inigualable maestría distintos aspectos de la personalidad del célebre visitante. En su artículo, publicado por el prestigioso matutino en julio de 1967, leemos: ‘ ... Cuando Albert Bruce Sabin escucha atentamente un comentario, una pregunta, entrecierra los ojos, aguza su mirada, que se va cargando de rara densidad, y de pronto todo el rostro, transfigurado, desnuda su íntima tensión y busca en el aire no se sabe qué, y pareciera que en ese rostro no pudiesen vivir signos de resignación y que ese hombre no se conformara nunca con nada ... ’.
Sabin resaltó aquí que los males no son solamente las epidemias, mostrándose enfático crítico de los belicistas y los intolerantes. Impregnado del planteo buberiano, se mostró inclinado al diálogo como fundamento de la existencia humana y de la convivencia con nuestros vecinos. Aquí -eran tiempos del duro gobierno de Onganía- se expresó también en términos condenatorios de las condiciones de vida de los países subdesarrollados y alertó sobre la urgencia de las vastas poblaciones latinoamericanas en modificar esas condiciones.

HOMENAJEADO POR TODOS.
El Dr. Sabin nunca recibió el Premio Nobel de Medicina, pero fue distinguido, homenajeado y condecorado en muy diferentes latitudes. ‘La gente ha sido muy buena conmigo’ dijo en una ocasión con su natural modestia. Y subrayó: ‘A veces me siento turbado, desconcertado, no me considero del todo merecedor’. Explicó asimismo que ‘la gente necesita crear héroes, pero mi obra no ha sido exclusivamente mía sino que la he compartido con centenares de personas’, aludiendo a todos los que junto a él trabajaron en medicina, en investigación, en experimentación, etc.
Lo cierto es que fue un hombre que supo ganarse el cariño de los pueblos. Y que tuvo también el reconocimiento de los gobiernos de muchos países que visitó o que lo invitaron especialmente.
Podemos mencionar, por ejemplo, que en su tierra natal, Polonia, fue declarado huésped de honor a fines de los ’50. Y que fue recibido por el Papa Juan Pablo II en el Vaticano.
A su vez, el presidente de los Estados Unidos de América, Richard Nixon, le impuso en 1970, en el nombre del gobierno de su país, la Medalla Nacional de Ciencias, máxima distinción científica de esa nación tan pródiga en investigadores y doctos estudiosos de las ciencias.
El listado de gobiernos que lo condecoraron es extenso. El de la República Argentina también lo hizo, imponiéndole la Orden con el grado de Gran Cruz. Y la Orden al Mérito -u otra análoga- le fue otorgada por diferentes gobiernos: del Brasil, de Bolivia, del Perú, de México, de Alemania Occidental, de Yugoslavia, de Polonia, del Japón, etc.
En los Estados Unidos, además de haber recibido premios muy importantes como el Albert Lasker en Investigaciones de Clínica Médica, fue distinguido por numerosísimas instituciones científicas y académicas.
También lo distinguieron diversas universidades de Italia, Grecia, Francia y Alemania Occidental. En Grecia, recordamos, en una relevante ceremonia en la que se le otorgó el título de Doctor Honoris Causa de la Universidad de Atenas, estuvieron presentes sus hijas Débora y Amy.

LAS PRIORIDADES.
Sostuvo el Dr. Sabin que el análisis y la síntesis conducen a la elección de qué se debe hacer y cuál es el orden de prioridades en el trabajo de un científico, así como en el de una institución científica. En este aspecto, ponderaba lo que llamaba ‘una actividad adicional’, que no se encargara de sustituir, sino de complementar la planificada por los hombres de ciencia. Por eso, cuando en una ocasión recibió en el Instituto Científico Weizmann a los ejecutivos de una importante planta industrial israelí, con el fin de discutir aspectos de mutua cooperación Sabin les respondió con firmeza: ‘ ... Primero deben decidir ustedes mismos qué problemas querrían resolver si contaran con un gran laboratorio de investigaciones a su disposición ... ’. Y agregó: ‘ ... Sólo después, cuando lo tengan en claro, vuelvan aquí y el Instituto Científico Weizmann tratará de ayudarlos ... ’. Para Sabin, establecer un orden de prioridades era fundamental para todo quehacer científico y para cualquier plan de aplicación de la ciencia al desarrollo industrial.

CONSEJOS A LOS JÓVENES.
Ha sido destacado ya por muchos analistas, que todo cuanto realizaba Sabin giraba en torno a una premisa: dedicar su vida al servicio de los demás. Además de ser un notable investigador y un científico excepcional, era un hombre sabio. Y lo demostró muchas veces. Así, por ejemplo, cuando tuvo que brindar su consejo a los jóvenes. Les dijo entonces que la fórmula adecuada consiste en que en ellos deben coexistir dos actitudes. De un lado, vivir cada día como si la existencia fuera a ser eterna; y del otro, vivirlo como si fuese el último día de sus vidas. En el primer aspecto, se logra una vida plena y se planifica con dinamismo. En la segunda postura, en cambio, nos mostraremos lo suficientemente humildes como para actuar por el bien de los demás.

QUISO UN MUNDO MEJOR.
Albert Sabin falleció el 3 de Marzo de 1993. Diez años antes se había retirado de toda actividad por sus problemas cardíacos.
En febrero de 1993 sufrió un infarto y debió ser hospitalizado en Washington. Allí acabó su fecunda vida, el 3 de marzo de ese mismo año. Sus restos descansan en el Cementerio de Arlington.
El Dr. Sabin logró liberar a la Humanidad de uno de los más terribles flagelos que azotaban a su tesoro más preciado: los niños. Luchó con denuedo por un mundo más ético. No sólo centró su tarea en el laboratorio, donde descolló. También asumió su compromiso como judío y como hombre de ciencia ante la comunidad. Fue un judío del que todos nos enorgullecemos.


Noviembre 2013 / Kislev 5774
Página Principal
Nros. Anteriores
Imprimir Nota

DelaCole.com


www.lavozylaopinion.delacole.com

E-mail: lavozylaopinion@gmail.com

Reg.Prop. intelectual 047343
Los ejemplares del periódico se pueden conseguir en los locales de los comercios anunciantes.

Auspiciado por la Sec. de Cultura de la Ciudad de Bs. As., Registro No 3488/2003 (15-01-04)

Editor y Director: Daniel Schnitman
Socio U.T.P.B.A 14867

Adherido a Sind. Intern. Prensa libre 4339

El contenido de los artículos es de exclusiva responsabilidad de los autores. Su inclusión en esta edición no implica presumir que el editor comparta sus informaciones o juicios de valor. Los artículos publicados pueden ser reproducidos citando la fuente y el autor. La dirección no se hace responsable por el contenido de los avisos publicados.

PRODUCTORA IDEAS DEL KOP S.A.