La entrevista realizada por Álvaro Fernández Bravo a la narradora chilena Lina Meruane, publicada en Ñ #756, donde aborda el conflicto palestino-israelí, no contempla importantes hechos históricos que permitirían tener una mirada muy diferente sobre el conflicto.
A mediados del Siglo XIX, lo que es hoy Israel y sus alrededores, era una zona despoblada y marginal dentro del Imperio Otomano, a tal punto que los primeros habitantes que vivieron fuera de las murallas de Jerusalén eran los inmigrantes judíos.
Fueron los que desarrollaron la zona con la producción agrícola y llevaron agua a lugares desérticos además de fundar ciudades, como Tel Aviv en 1909. El desarrollo atrajo población árabe.
No existe en la historia un Estado desarrollado por los hoy llamados palestinos. Esto fue tan así que, entre 1948 y 1967, los territorios de la hoy Palestina estaban ocupados por Jordania (Cisjordania) y por Egipto (Gaza), y a ninguno de los dos se les ocurrió crear un estado independiente: simplemente soñaban con expulsar a los judíos y repartirse su territorio.
Hasta la Segunda Guerra Mundial, los palestinos eran los judíos. La prensa internacional lo atestigua. El Mandato Británico incluía en los territorios a dividir entre árabes y judíos, a lo que es hoy Jordania, Israel y Palestina. En la división que hicieron franceses e ingleses de los territorios del ex Imperio Otomano, los ingleses por cuestiones políticas crearon el reino de Jordania ungiendo como rey al jefe del pueblo hachemita y pariente del rey de Irak.
Esto generó dos problemas: redujo a menos de la mitad el territorio a subdividir entre los judíos y los árabes que quedaron fuera de Jordania, y por otra parte, el 70% de la población de Jordania no pertenecía a la misma tribu que su rey, sino a los que quedaron fuera de dicho país. Deberíamos entender que Jordania sería el Estado de los hoy palestinos.
Con la creación del Estado de Israel en 1948, al margen de que cinco países árabes, con una población 20 veces superior, le declararan la guerra a Israel, la mayoría de los países musulmanes expulsaron a 600.000 judíos que vivían en dichos países. Gran parte de los mismos fueron cobijados en Israel y vivieron en campamentos durante los primeros años de haber sido expulsados.
A estos expulsados judíos no se los menciona nunca. Algunos estaban desde hacía más de 2.500 años en esos países, como los de Irak, a donde los llevó Nabucodonosor a la antigua Babilonia.
Por otro lado, los países árabes se negaron a recibir a los árabes desplazados por el conflicto, hecho totalmente opuesto a lo que hizo Israel. Entre 1948 y 1967, los judíos tenían prohibido entrar en la antigua ciudad de Jerusalén ocupada por los jordanos. Tampoco por esto se escucharon voces de protesta. Desde que la controla Israel, no existe prohibición alguna.
Finalmente, una realidad fáctica sobre las habituales declaraciones de la ONU, UNESCO y otras organizaciones mundiales: existen 57 países con mayoría de población musulmana, con lo cual puede entenderse por qué las votaciones en estos organismos, son siempre contrarias a Israel.
(x) Carta de lectores publicada en la revista Ñ. No se trata de “olvidos históricos” sino de olvidos “histéricos (Nota de Redacción)
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