Por motivos puramente familiares, tuve la oportunidad de visitar Israel durante el pasado enero.
El ser abuelo por primera vez consumió la mayor parte de mi estadía, en especial en Jerusalém. Sin embargo, aunque no haya sido un viaje laboral o turístico, aproveché algunos momentos para ver los claroscuros, o parte de ellos, de una sociedad tan policromática como dinámica.
Israel cumple 70 años de su existencia y la discusión sobre sus fortalezas y debilidades son inmensas. Tal como Argentina tiene sus grietas, Israel tiene las suyas. Y varias en distintos aspectos.
El conflicto irresuelto con los palestinos es un tema que late permanentemente en una sociedad que esta dividida respecto a como llegar a un entendimiento con estos particulares vecinos. El tema no esta instalado en las discusiones cotidianas, ni en los cafés ni en los colectivos pero late en los medios electrónicos.
A grandes razgos se pueden visualizar tres posiciones respecto al tema. La posición para mí predominante en gran parte de la población es que si bien la paz es deseable, aún al costo de hacer concesiones territoriales, los israelíes no confían en los palestinos y no les faltan razones. La islamización creciente del Medio Oriente, en especial en Siria y el Líbano, luego del triunfo del chiismo sobre el sunnismo de Isis, alimentó con justicia las argumentaciones de los que se oponen a conceder más y más a los palestinos que en forma independiente podrían optar por un camino radicalizado para cumplir su sueño dorado : un estado palestino sobre toda la tierra en disputa y no en parte de ella. La pésima imagen del Hamas y de Abu Mazen alimentan con lógica la desconfianza.
Otro nucleo importante de los israelíes, los más cercanos a las posiciones del gobierno, consideran que el actual giro político pro- israelí de la administración Trump, juega a favor de Israel y es una clara derrota de la victimización palestina.
Un acuerdo con los palestino no es posible y un estado palestino con Jerusalem Oriental como capital y casi en los límites de 1967 es irrealizable y peligroso para Israel. En este grupo hay dos teorías. La línea del Likud es avanzar al compas de Trump y no solo no ceder Jerusalem sino terminar de unificarla. Respecto a un estado palestino la respuesta sería " ni " ya que en el nuevo Medio Oriente gran parte del mundo árabe no pone al problema palestino en el orden de sus prioridades dado que el problema central es la iranización de parte de Yemen, Iraq, Siria y Líbano, consecuencia de la Primavera Arabe. En este marco, una coalición político-militar entre Arabia Saudita, Emiratos, Egipto e Israel bajo el paraguas de EE.UU., es deseable y recomendable. Para estos países árabes la causa palestina puede quedar en un segundo plano.
Dentro de la línea oficial del gobierno esta el sector más duro que considera mala toda concesión al terror, tanto del Hamas como el que proviene de las condecaraciones y estipendios con los que Abu Mazen alimenta a los terroristas que " resisten " la ocupación israelí.
El otro sector de la población que percibí es el de los sectores de la izquierda progresista que es una minoría histórica muy idealista, casi hasta la utopía, y que se embandera en el mensaje europeo de dos estados con Jerusalem dividida y con evacuación de asentamientos hebreos a los límites de 1967. Esgrimen dos argumentos que tienen lógica pero no atracción en la población. Hay que separarse de los palestinos para que Israel no se palestinice y pierda su esencia judía, hasta en lo demográfico, y el costo en vidas a pagar por la retención territorial.
Estos sectores, sin peso en la masa electoral porque los palestinos y su violencia los develan como ingenuos, se estan acercando peligrosamente al bloque de los tres partidos árabes- israelíes que a su vez toman lineamientos del Hamas. Se trata de importantes intérpretes de la intelectualidad israelí pero la población los ve con recelo por su ingenuidad pacifista y por un sionismo superador del judaísmo. No pierden la oportunidad en sus argumentaciones de expresar que Israel es un estado más y que la religión debe estar separada del estado, algo que si bien les atrae apoyo de la intelectualidad y de muchos ciudadanos comunes, esta alejado de una realidad de un Israel cada vez más religioso. Y aquí es donde uno también puede ver la otra grieta que divide a los israelíes y que en los últimos tiempos ha tenido en la apertura o no de almacenes en Shabat ( la ley lo prohibió ). Pude percibir en mi visita, no es la primera, que aún el israelí definidamente laico, no esta dispuesto a avanzar en la desjudaización del estado hebreo pero que no acepta la coacción religiosa en forma automática. Y es aquí en donde parte del liderazgo religioso se equivoca cuando intenta actuar coercitivamente algo que es percibido por parte de la población como una intromisión en la vida privada más que una defensa de la judeidad de Israel.
La otra grieta visible en Israel es la social. Israel esta entre las 30 economías más fuertes del mundo; el shekel gana valor día por día frente al dólar; la inflación es baja y la desocupación también. El PBI por habitante es alto pero allí viene la otra Israel. Hay un 25 % de israelíes pobres ( no medidos en términos de lo que es la pobreza en Argentina, mucho más grosera). El israelí medio llega a fin de mes con mucho sacificio y eso en tanto y en cuanto se financien con tarjeta de crédito ( todos la usan).
Las contradicciones económicas son muy visibles cuando se habla de la construcción. El símbolo del país parece ser la grua y la pala mecánica. Se construye para viviendas en todos lados pero los compradores son inversionistas o rentistas muy ricos ( franceses, ingleses, estadounidenses). No se construyen en cantidad viviendas populares y esto impacta mucho en las familias jóvenes que viven muchos años alquilando.
Me volví de Israel como ha sido siempre : con tristeza; sintiendo que uno es un traidor a lo nuestro por el efímero comodismo diaspórico que devora a los judíos por asimilación.
Amo este país y a su gente. Y lo amo aún más porque parte de mi familia se esta abriendo paso en él. Ese es el sionismo hoy día que muchos dicen se ha perdido. 70 años de un país joven que carga una historia milenaria; un país ideal para jóvenes desafiantes y con una buena profesión que les permita sostenerse sin grandes apremios.
La geografía ubicó a Israel en el marco de un medio hostil pero confio plenamente en su capacidad de superación. Israel ; 70 años; Lejaim y por muchos, muchos más.
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