Los ingenuos sostenedores del pacifismo palestino han querido ver un paso hacia delante en la reanudación de negociaciones con Israel en la llamada reconciliación palestina, es decir la búsqueda de puntos en común entre el extremismo del Hamas Islámico, que domina Gaza desde la guerra civil de 2006 ( luego de la malograda retirada unilateral de Israel de la franja.
Desde un punto de vista lógico sería muy bueno para Israel poder dialogar con una sola cabeza palestina unificada y no con una que pontifica terroristas ( la Autoridad Nacional Palestina ) y otra que los forma ( el Hamas ).
Varios intentos de reunificación o reconciliación han fracasado y esta podría seguir el mismo camino. Muy a menudo, y lo vemos en la historia del Medio Oriente, los acuerdos interarabes que se firman no valen el papel en el que están escritos.
La reconciliación palestina debería tratar temas complejos como pasos fronterizos, extensión de la policía palestina a Gaza, cobro de impuestos, renuncia de funcionarios y otros aspectos que ya se aplican en Judea y Samaria. Parecieran buenos indicios para la región pero queda claro que estamos frente a una deliberada puesta en escena de mutua conveniencia para el Hamas y para los palestinos más moderados.
Por ahora queda claro que insólitamente la ANP ha aceptado pasivamente que el Hamas no abandone sus armas y ha “olvidado “ la cruel y corta guerra civil palestina de 2006.
Esta reconciliación tiene más que ver con un nuevo posicionamiento global de la región en función de hechos de público conocimiento que han arrojado al problema palestino a un segundo plano.
El ascenso de Trump y su posición más cercana a Israel, la expansión de la amenaza iraní en Siria, la interminable guerra civil e interreligiosa en este mismo país, la fractura de Europa ( y no solo Cataluña), han relegado a la causa palestina a un segundo o tercer escenario.
Para el Hamas la situación es peor. Israel ha desarrollado detectores de túneles de sofisticada precisión y hace unas semanas dio una contundente muestra de ello al eliminar a 18 terroristas en un tunel lindero con Israel.; Egipto controla férreamente los límites con Gaza para evitar las conexiones entre Hamas e Isis en el desierto egipcio.
El Hamas no ha logrado revertir la grave situación energética que atraviesa la población civil en Gaza que sufre severas restricciones eléctricas. Turquía, que apoya políticamente al Hamas, no desea tensar las recuperadas relaciones con Israel.
La inentendible actitud egipcia por la cual el Hamas podría mantener sus armas “ hasta llegar a un acuerdo de paz con Israel”( Hamas no reconoce la existencia del estado hebreo), fue rechazada por Israel.
El intento egipcio de impulsar acuerdos con terroristas con armas en la mano, nos recuerda uno de los fracasos más notables de los acuerdos de Oslo de 1993, que habilitó a poner armas israelíes en manos de policías palestinos muchas de ellas cayendo en manos del Hamas.
La idea que subyace en este acuerdo es que la ANP administre Gaza civilmente y el Hamas monopolice lo militar. Al Hamas le interesa el acuerdo porque ha perdido el apoyo económico de Qatar y político de Arabia Saudita, Los Emiratos, Libia y otros países árabes. En condiciones parecidas en el pasado el Hamas busco la guerra con Israel. Por otro lado, Hamas es conciente de que el palestino Abu Mazen no tiene herederos a la vista y por ello quiere cooptar a la ANP.
Egipto desperdició una buena oportunidad para desmontar al Hamas. En lugar de conciliación lo ideal para la región es el desarme del Hamas al estilo las Farc de Colombia. Por ahora se esta lejos de ello.
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