Luego de una hora de conversación pide Moshe frenar el ritmo de conversación. "Hablemos más despacio. Me duele",dice. Suspira y calla. Se tranquiliza. "Estoy bien;continuemos, pero me trae recuerdos muy duros. Debo ordenar mis pensamientos". Sus pensamientos corren por su cabeza atravesando meses,semanas. Cuando creció como niño en el Líbano vio a Beirut en su máximo esplendor y en su máxima humillación.
El pide,desde Paris, no dar a conocer su nombre y tiene miedo por su vida. Moshe tiene 69 años y desde hace tres dejó Beirut para siempre luego que transfirió sus bienes y habiendo sido una persona muy conocida en la pequeña comunidad. Conoció muy bien las fuerzas de poder en el Líbano.Al ex líder druso Wadi Jumblatt y al asesinado ex premier Rafik Hariri; a los chiitas y a los cristianos y por supuesto a los sirios. Todos fueron sus amigos o por lo menos conocidos.
Hoy, que ya no vive en Beirut,continua preocupándose por los pocos judíos que quedaron en el Líbano. El dialoga con ellos por teléfono ,verifica que esten bien de salud, comprueba que nos les falte comida.
¿Cuántos judíos viven en el Líbano?
Hay quienes dicen 100 pero yo creo que no hay más que 40 en Beirut y su promedio de edad llega a los 80.
¿Cuál es la situación de ellos en la ciudad bombardeada?
Hable con varios de ellos desde que estalló la guerra. Me dijeron que estan bien y que no sufrieron daños. Hay que entender que viven en varios barrios. Viven allí desde hace tanto tiempo que creo que no debiera preocuparme.
¿No habría que tratar de sacar a los últimos judíos de Beirut?
En los años que yo vivi en el Líbano salieron del país 1.000 judíos. Los 40 que quedaron no quisieron irse.
Moshe llegó a el Líbano de niño proveniente de Siria luego que sus padres dejaran Damasco por tensiones políticas en el país.
La judeidad libanesa fue siempre una de las más pequeñas del Mediterráneo en el mundo. Los años 50 al 60 fueron la mejor década para ellos y para la ciudad. "Era una ciudad muy linda",dice Moshe. Judíos,drusos,chiitas, sunitas,cristianos;todos vivieron en paz,en vecindad. Tuvimos muy pocos problemas de convivencia. Teníamos 16 sinagogas y todas ellas llenas.
¿Los chiitas, que apoyan al Hizbollah, son antijudíos?
Si, pero en el pasado cercano fueron amigos de los judíos. Muchos médicos judíos los atendían. Yo recuerdo al Dr. Schams, que se transformó en una leyenda en el país. Sólo atendía a chiitas. La mayoría eran pobres, no podían pagar y el no les cobraba. Cuando podían le pagaban con gallinas,huevos,aceites,aceitunas, almendras",dice Moshe.Pero cuando en 1975 estalló la guerra civil se terminó el idealismo. La mayoría de los judíos de Beirut abandonaron la ciudad y en Beirut no quedaron más de 1800 judíos.
Desde 1975 los judíos de Beirut quedaron bajo "protección" de Yasser Arafat y Al Fatah. "En ese entonces ellos diferenciaban entre judío e israelí",dice Moshe. Sin embargo la kehila se reducía. Con la invasión israelí al Líbano en 1982 Moshe fue lo suficientemente inocente como para pensar que había llegado la paz. "Yo pensaba que viviría en Naharia y podría trabajar en el Líbano. Mi calculo fue muy errado".
Allí comenzaron los años más duros de los judíos de Beirut frente al Hizbollah y los chiitas. Moshe mismo fue secuestrado por el grupo chiita Amal dirigido por Nabi Berry (hoy en día jefe del parlamento libanés). "Yo estaba en mi casa en Beirut. Eran las 8 de la noche. Sonó el timbre. Abrí la puerta. Yo estaba en pijama. Los secuestradores decían que eran hombres de Wadi Jumblatt y ni siquiera me permitieron cambiarme. Estuve 48 horas detenido. Tuve suerte. Wady Jumblatt intercedió y logró que me liberaran". Por ese entonces quedaban en el Líbano no más de 1.000 judíos. En 1985, antes de la retirada parcial del ejército israelí, ya sólo habían 700 judíos. Moshe decidió quedarse. "A pesar de todo me iba bien. La familia se amplió. Viviamos la vida". Moshe volvió a sufrir otros tres intentos de secuestro y el de un familiar que fue secuestrado en 1985 siendo asesinado. "Cuando uno vive en el Líbano uno aprende a soportar no pocos problemas. Había zonas por las que no podíamos caminar, pero en otras zonas teníamos seguridad. Teníamos contactos con políticos cristianos y ellos nos defendían".
Sin embargo la comunidad quedó destruída y se transfirió en una minoría perseguida y violenta. "Desde los años 80 la kehilá se quedó sin rabino. Ya no podíamos ni tener un minian en Shabat. Todas las sinagogas fueron abandonadas. Los kurdos las ocuparon y luego lo hicieron los chiitas. Ya no podíamos expresar nuestra identidad judía en forma abierta".
Con Rafik Hariri, el premier libanés asesinado por lo sirios, los judíos se encontraron con él varias veces en especial para interceder en la protección de la histórica sinagoga Maguen Abraham. Era una sinagoga fundada en 1920, orgullo de la kehila. En 1982 fue profanada por grupos palestinos. "Le pedimos ayuda a Hariri para su reconstrucción.Los pocos judíos ancianos de Beirut en el 2004 no podían reconstruirla. La misma fue destruida por topadoras y transformada en un jardín".
"¿Por qué me quedé en Beirut?",dice. "Quizas por tres motivos. Quise encontrar cuerpos de judíos secuestrados y asesinados por Hezbollah;quise defender a la comunidad hasta salir del Líbano y también porque creía que tenía derecho a vivir en el país como cualquier otro".
¿Cómo observa el conflicto actual?
Israel tiene que seguir presionado al Hezbollah no menos de un año. Sólo allí los chiitas cambiaran su forma de pensar. Hay que cambiar su mentalidad. Si Israel no resiste las presiones en dos años los riesgos serán más graves.Hay que tener paciencia.
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