Tormentas de arena en tu vida
Por Pablo Nachtigall
Me encontraba vacacionando en Mar Azul, un hermoso paraíso de la costa atlántica, y todo lo que deseaba era un contacto íntimo con la naturaleza. Estando en Buenos Aires capital, con su locura estresante y sus pocos espacios verdes naturales, me encontraba en un estado de semi-intoxicación energética, por lo cual precisaba urgentemente tomar medidas sanitarias para desintoxicarme y energizarme.
Estaba caminando por la playa de Mar Azul, con los pies descalzos, intentando conectarme con el sentirme apoyando en la arena…pero me costaba estar en el aquí ahora. A mi mente afluían numerosos pensamientos disímiles, desconectados entre si, que por momentos cumplían el cometido de distraerme de tamaña belleza que tenía ante mi.
Recuerdo que pese a esto, inspiré profundo e intenté conectarme a través de la respiración con el aquí ahora y simplemente ponerme receptivo ante la majestuosidad del mar…
Como nos cuesta a veces desconectarnos de nuestra mente charlatana y simplemente volvernos receptivos a las bellezas naturales que nos rodean en silencio… ¿Cierto?
Muchas veces estamos ambicionando durante todo un año, una escapada a algún lugar paradisíaco de playa, montañas o lagos, y cuando nos encontramos allí, tardamos un buen tiempo en hacer contacto con la energía del lugar…parecería que nos resistimos a soltar nuestras “valijas mentales” y andar “ligeros de cascos”…
Caminaba por la playa intentando nuevamente conectarme con el presente cuando de repente comenzó a soplar el viento atlántico, levantando arena, cual tormentas del desierto que por momentos te ciegan…Como estas ráfagas iban en la dirección opuesta a mi caminata, resultaba difícil avanzar…
En aquel momento mi primer impulso fue suspirar resignadamente y abandonar el ejercicio de respirar y estar presente en el aquí ahora. Mi excusa perfecta era que estas ráfagas de “viento con arena” me hacían imposible la tarea de caminar meditativamente. Sin embargo a los pocos fui reflexionando….
Estas ráfagas de arena son como nuestros pensamientos…van y vienen. Por momentos pueden ser fuertes y cegarnos, generándonos malestar y angustia… Muchas veces nos sucede que ante un pensamiento negativo nos dejamos avasallar y lo seguimos como una ola, hasta que nos deja en la orilla, bien lejos del mar.
Al respecto la meditación, desde el enfoque oriental, consiste en el arte de estar presentes, siendo testigos de nuestros pensamientos, sin involucrarnos con ellos. Es como ver y dejar pasar las olas sin montarnos en ellas. Simplemente estás ahí, presente, observando.
En aquel instante ínfimo de sabiduría, entendí que las ráfagas de arena eran una ayuda extraordinaria para estar mas presente en mi vida. Lejos de molestar, contribuyeron a que esté mas lucido y atento en el aquí- ahora. Simplemente comencé a observarlas venir, sin pelearme con ellas, como hacía anteriormente, con lo cual empecé a sentirme sereno, potente y receptivo ante la belleza que me rodeaba.
Cada uno de nosotros tiene que lidiar con sus propias “tormentas de arena”, pensamientos negativos y desequilibrantes. A veces es como luchar contra molinos de viento. En la astrología el intelecto del cual proviene el pensamiento, es equiparado al elemento AIRE…. e intentar controlar el aire es difícil a veces, ¿Cierto?
Pero aceptarlo sin identificarnos con el mismo, entendiendo que es solo aire, genera tranquilidad y paz real. Hay días que podemos vernos invadidos por pensamientos lúgubres y negativos que tiendan a genéranos sentimientos de malestar…y mismo así podemos aprender a observarlos y dejarlos pasar…Tal como explicaba un maestro jasidico a sus discípulos: “Quédate tranquilo…esto también va pasar…”
Y vos en tu vida diaria….o estando de vacaciones… ¿Cuáles son tus “tormentas de arena”? ¿Qué te susurran al oído? ¿Qué efectos emocionales generan en vos? ¿Qué haces para lidiar con ellas sin verte arrastrado y enceguecido?
Lic. Pablo Nachtigall – Psicólogo clínico www.pablonachtigall.com
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