Artículos de la Cole


Todos tenemos algo para aprender y enseñar

Seis alumnos voluntarios dictan curso a 18 adultos en una unión de voluntades entre la bolsa de empleo de AMIA y el programa Tzedaká Buber del propio colegio.

Que los jóvenes no se comprometen con su realidad,  que apenas si pueden llevar a cabo sus propios estudios, que los adultos están negados a la computación, que adolescentes y maduros no pueden llevar adelante un vínculo que los beneficie mutuamente, que cualquier actividad extracurricular es un fracaso, que apelar a los más jóvenes para devolver de algún modo a la comunidad que integran lo que ésta les brinda suele ser una utopía... ¡Cuántas barreras viene a derribar este proyecto que -en su etapa más reciente- comenzó en el pasado mes de mayo en el laboratorio de informática del Colegio Martín Buber!

En el marco de un programa del propio colegio los alumnos fuera del horario escolar y de manera totalmente voluntaria dictan clases a adultos enviados desde la bolsa de empleo de AMIA. Hoy está en marcha un curso de Excel de duración cuatrimestral.

Las clases son planificadas por los propios alumnos del colegio, quienes arman un cuadernillo teórico y preparan los ejercicios para resolver en clase.

"La idea es contribuir a la formación de las personas para facilitar su acceso al mundo laboral actual -cuenta Veronica Dana, coordinadora del proyecto por parte del Colegio-.  Hoy en día, esta planilla de cálculo es un requisito  para cualquier empleo por lo que buscamos mejorar las condiciones de estas personas para cuando se enfrenten a una propuesta de trabajo".

El curso es cuatrimestral, se dicta los días miércoles y cada clase dura una hora y media. Actualmente concurren 18 personas. Aunque cuenta con la coordinación de la docente, las clases las dictan seis alumnos voluntarios de la escuela de diferentes años. El proyecto se encuentra dentro del programa Tzedaká Buber, que incluyen propuestas dentro del horario escolar y donde se trabaja interdisciplinariamente junto a alguna materia; y otros como éste que son extracurriculares y son totalmente voluntarios.

Las clases son planificadas por los jóvenes. Para ello, armaron un cuadernillo explicativo con los conceptos más importantes de Excel con el cual trabajan en los encuentros y además preparan los ejercicios para resolver en clase. La metodología comprende trabajo en el laboratorio de la escuela donde cada adulto cuenta con una computadora,  los alumnos/docentes explican a través del cañón los conceptos del día y luego cada cursante debe resolver el o los ejercicio/s de la jornada, los cuales abarcan los conceptos enseñados. 

Cada aprendiz cuenta con su carpeta donde guarda sus ejercicios. Los jóvenes circulan por las diferentes máquinas ofreciendo ayuda y explicando lo no entendido si es necesario.

Otro recurso que utilizan los alumnos del Buber para enseñar y motivar la práctica, es la utilización de Moodle. Dentro del Moodle Buber, se creó un aula virtual sólo para los participantes de esta experiencia donde se suben ejercicios para abordar. Cada uno cuenta  con un usuario y contraseña para poder bajarlos y resolverlos.  

También tienen la opción de escribir consultando sus dudas. Esta herramienta, a la par ayuda a introducir en el uso de la web y de las aplicaciones que pueden brindarse a través de intranets a los cursantes.

"Generalmente son encuentros distendidos -aporta Dana-, donde todos interactúan, donde se puedan plasmar las dudas existentes y especialmente donde todos pasen un rato agradable".

El curso concluye con la realización de un ejercicio bien completo que abarca todos los conceptos vistos, "entregamos un diploma simbólico y solemos realizar un brindis por el cierre de la experiencia", dice la coordinadora.

Este es un proyecto muy enriquecedor para ambos actores.  Para los jóvenes lo es porque aprenden a transmitir ideas, contenidos, conceptos y también a pararse frente a una clase. A la vez deben hacerse cargo del aprendizaje de otro, quien incorpora los conocimientos que ellos deben impartir y esta es una evolución muy gratificante de vivir por ambas partes. Por otro lado, porque reconocen a otro que necesita ayuda y se la brindan.  Mientras que para los adultos lo es porque terminan sabiendo utilizar la planilla de cálculo y  porque reconocen que alguien más chico pueda enseñarle ciertos contenidos.

Al regreso de las vacaciones de invierno, está previsto comenzar un nuevo curso de Excel básico con la misma modalidad que el presente. ¿No sería inspirador que otros copien la idea?

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