Israel en Buenos Aires

ELIAHU HANAVÍ EN LA NOCHE DEL "SEDER"
La figura de Eliahu Hanaví (el profeta Elías) se asocia en los relatos populares a toda clase de prodigios. Él es quien, sin revelar su identidad, acude en ayuda de los necesitados; y es también el heraldo que, en el final de los tiempos, ha de anunciar la llegada del Mesías.
Su persona va unida a diferentes símbolos y costumbres, en especial los que integran el ritual del “Séder” (la celebración de la Pascua), y eso por dos razones: porque la festividad mencionada representa, como ninguna otra, el paso de la servidumbre a la libertad; y porque, de acuerdo con una tradición muy difundida que registra el Talmud, “así como fueron liberados en el mes de Nisán, en ese mismo mes han de ser redimidos” (con la llegada del Mesías).

La copa de Eliahu

En la noche del “Séder”, es costumbre en muchas comunidades llenar una copa especial para Eliahu Hanaví, además de las cuatro que sucesivamente se sirven a los comensales. ¿Cuál es el origen de esta costumbre?
Lo de las cuatro copas (“arbá kosot”) venía de muy antiguo. Hasta que uno de los tanaítas 1 Rabí Tarfón, opinó que correspondía servir otra más. Esto dió lugar a una controversia cuyos ecos llegaron hasta la etapa histórica de los gaonitas (los jefes de las grandes academias talmúdicas o “ieshivot”, en Babi-lonia, entre los siglos VI y XI aproximadamente). Así aconteció que los gaonitas de Sura (Babilonia) instituyeron 5 copas para la noche del “séder”, y los de Pumbedita (Babilo-nia), en cambio, sólo 4.
El Rambam (Maimónides, siglo XII) dictaminó que, de ser 5, al llenarse la 5a copa debía recitarse el Salmo CXXXVI, llamado “Halel Gadol” (Gran Cántico de Ala-banza), debido a que con cada uno de sus versículos se repite la frase “Ki leolam jasdó” (“porque su merced es eterna”). Sin embargo, consideraba que esa 5a copa no era obligatoria como las 4 precedentes.
La polémica atravesó los siglos. Por último, se resolvió seguir con sólo 4 copas, pero llenando una 5a de la que no se bebería. Y dado que una vieja tradición afirma que todas las cuestiones aparentemente insolubles serán resueltas en los tiempos del Mesías, cuando Eliahu Hanaví, que ha de anunciar su llegada, aclare todas las dudas, esa 5a copa se llamó “la copa de Eliahu Hanaví”. “Pues con la llegada de Eliahu se han de aclarar todas las dudas (“Teiku”), y también ésta nos dice Gaón de Vilna (Lituania, siglo XVIII).
Con el correr del tiempo, la fantasía popular tejió innumerables relatos en-torno a “la copa de Eliahu Hanaví”. Se dice que en la noche de Pésaj él aparece, sin ser visto, en las casas judías, y en cada una de ellas toma un sorbo de su copa. Cautivados por la leyenda, los niños judíos a través de las generaciones, se esforzaron por llegar al final del “séder” sin quedarse dormidos, y así poder registrar, por algún leve movimiento, ese instante prodigioso.

“La copa de Eliahu ” también dio lugar a expresiones artísticas valederas. La mesa del “séder” se vio adornada con una copa de plata o de cristal, ostentando grabados y relieves en oro que mostraban al Profeta en el momento de anunciar, “shofar” en mano, que se acercaba la Redención (“Geulá”).
Generalmente, esos motivos se veían coronados por la inscripción “kos shel Eliahu” (copa de Eliahu ).
1 Tanaítas. Sabios de Israel, exégetas de la Biblia, entre comienzos del s. III n.e. y fines del s. III n. e.

Se abre una puerta

Mucho más antigua es la costumbre de abrirle la puerta a Eliahu Hanaví, después de bendecir la comida, cuando se pronuncia el “Shefoj Jamatjá” (derrama tu ira) 2.
En el Talmud se cuenta de Rav Hona, que acostumbraba abrir la puerta de su casa antes de comer, para permitir la entrada de los huéspedes, ya que al comienzo del “séder” se dice: “Kol dijfín ieitéi veiejol” (quien tenga hambre, venga y coma). La invitación implica la apertura de la puerta. Y según Matitiahu Gaón (S. IX), no cerraban sus casas y pronunciaban esa frase para que sus vecinos israelitas que fueran pobres pudieran entrar a comer con ellos.
Pero desde épocas remotas se asoció la apertura de la puerta con la venida de Eliahu Hanaví. Y en el Talmud se explica la expresión “leil shimurim” (noche de vigilia como “la noche en que aparecen el Mesías y Eliahu”. Dado que en la masa del pueblo se hallaba profundamente arraigada la creencia de que “así como habían sido liberados en Nisán, en ese mismo mes serían redimidos”, se impuso la costumbre de abrirle la puerta de Eliahu, heraldo de la Redención, el encargado de anunciar la Libertad verdadera, esperanza y meta anhelada por el Pueblo de Israel en su peregrinaje.
Lamentablemente, más tarde, debido a los edictos anti-judíos durante la Edad Media, se abandonó la costumbre de abrir la puerta en la noche del “séder”, por temor a los vecinos hostiles, y sólo se mantuvo la de abrirla al pronunciar el “Shefoj jamatjá”. Con ello también expresaban su deseo de que Eliahu Hanaví viniera a librarlos de sus perseguidores.
Más tarde se agregaron distintas explicaciones a la apertura de la puerta. Se la relacionó con el tema del asesinato ritual, que los cristianos imputaban falsamente a los judíos, arguyendo que éstos mezclaban la sangre de niños cristianos con el pan ázimo (“matzá”) y con el vino de Pésaj. De modo que se abría la puerta para verificar si detrás de ella no acechaba un calumniador. Y tal vez por no asustar a los niños, se les decía que la puerta se abría para darle paso a Eliahu Hanaví.
Poco a poco brotaron leyendas en las que Eliahu, heraldo de la Reden-ción, es también quien socorre a los judíos en desgracia, en todo tiempo y lugar. Sin embargo, al quedar asociada la celebración de la Pascua a tantas imposturas y calamidades, fue la que produjo más relatos fantásticos cuyo protagonista, Eliahu Hanaví, venía en auxilio de su pueblo.
En muchas “Hagadot” ilustradas impresas siglos atrás en Mantua, en Praga, en Liorna y en Venecia, Eliahu aparece en la hoja correspondiente al “Shefoj jamatjá” haciendo sonar el “shófar” (cuerno de carnero) y precediendo en su marcha al Mesías.

2 “Derrama tu ira sobre los pueblos que no te conocen,y sobre los reinos que no invocan tu nombre. Por cuanto consumieron a Jacob y asolaron su morada” (Jeremías X, 25).

Reflexiones del Kótzker

Dijo el Rabí Menájem Méndl de Kotzk: - “Es una necedad suponer que Eliahu Hanaví entra en nuestra casa cuando le abrimos la puerta al pronunciar el “Shefoj Jamatjá”.“Eliahu Hanaví no entra por la puerta, Eliahu entra por la mente”.


 

Marzo 2007

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