Comunidades


Periódico Judío Independiente
LA IMAGEN DEL JUDÍO EN LA SOCIEDAD ACTUAL
DE JUDIOS, USUREROS Y EXPLOTADORES

Por Roxana Umansky
Especial para Comunidades

Todas las discusiones empiezan por el personaje que no da nombre a la obra y sin embargo la define: Shylock, el prestamista judío. Frente al deseo de Bassanio de conquistar la mano de una noble y rica Porcia de Belmonte, su muy preciado amigo Antonio–mercader cristiano- saldrá como su garante ante Shylock, accediendo a un trato irregular: si en tres meses no devuelve al prestamista judío el importe, sin intereses, se verá enfrentado al compromiso de honrar la deuda... con una libra de su carne. "Firme este acuerdo y verá cuánta gentileza puede mostrar un judío"- dirá Shylock, quedando Antonio preso de este trato cuando sus negocios de ultramar- ámbito donde se encontraba concentrada su fortuna- se van por la borda. Shylock, quien vivía padeciendo la hostilidad cristiana por su condición de judío, y enfurecido todavía más pues su hija se ha fugado con el noble cristiano Lorenzo, aprovechará la oportunidad de cobrarse los agravios e insultos infringidos por parte de Antonio sobre su persona y reclamará lo convenido.

Estamos en Venecia, año 1596, escenario donde se gestó una de las obras más conocidas pero a la vez más polémicas de Shakespeare: El Mercader de Venecia. Pocas han sido -y no por casualidad- las versiones cinematográficas que se han realizado sobre la pieza teatral shakespeariana favorita de Hitler: algunas pocas en la época del cine mudo y sólo una en el sonoro que pasó sin pena ni gloria allá por la década del ´50. Mucho tiene que ver, seguramente, su mirada –nada extemporánea para el momento de su realización– sobre lo judío. Precisamente, el estreno de esta película en el 2004 en EEUU y en nuestro país hace unas semanas atrás ya ha generado polémicas al poner en escena la imagen del judío como usurero, mirada que aún sigue causando tensión, escozor y necesidad de fundamentación en muchos sectores de la sociedad. Por ello, más allá de las inquietudes que acarrea el traslado a la pantalla grande de un material tan proclive al escándalo por sus ribetes antisemitas, el debate que deja entrever la película y que nos obliga en esta nota a analizar, guarda relación con la imagen que se tiene hoy día del judío en la sociedad actual. ¿ Continúa vigente la idea del judío como usurero? ¿De qué hablamos cuando hablamos de la especial codicia judía por el dinero?

La condena del prejuicio
Para Baruj Zaidenknop, director de ORT Argentina y profesor de Historia Judía, "en muchos círculos, ya sea por ignorancia o prejuicio, subiste la imagen del judío como usurero y es duro para la comunidad judía verse reflejada en ese tipo de opiniones prejuiciosas". El dirigente y profesor observa que nuestra sociedad por un lado "proclama la hermandad entre todos y, por otro, vemos que ciertos fundamentalismos de diversos signos ponen en el Otro, el enemigo, la razón de todos los males". Esta situación lleva a que Zaidenknop rescate la película El Mercader de Venecia - "que por cierta está muy bien hecha cinematográficamente", aclarará - como un "interesante vehículo para analizar y discutir otros modos de ver al judío de la mano de sus aportes a la sociedad, su generosidad, su ética y altruismo, que se contraponen indudablemente a esos prejuicios medievales".

Prejuicio. ¿Cómo comprender las razones que llevan que éste se instale y permanezca en la mente de las personas? Según explica el psicólogo Mariano Schwartz, el prejuicio implica una manifestación de hostilidad que tendría una función específica en cada persona, pero que responde a algún tipo de fidelidad ya sea a la ideología familiar o al grupo de pertenencia. "Se manifiesta con la proyección de ciertas características que, por la economía psíquica de la persona, se hace necesario exteriorizar en un grupo o personaje específico por ser miembro de ese grupo, llámese negro, chino, boliviano o judío. Generalmente el tipo de contenido con que se justifica el prejuicio tiene características persecutorias y es una racionalización que no tiene por qué estar relacionada con cualidades reales del grupo al que está dirigido"- afirma el especialista.

“El mundo tiene para todos, pues, pero resulta que unas minorías, los descendientes de los mismos que crucificaron a Cristo, se adueñaron de las riquezas del mundo” – sostuvo hace pocos días el presidente Venezuela, Hugo Chávez Frías, precisamente aquel que en pocos días más servirá de anfitrión al encuentro más renombrado del pensamiento progresista, como es el Foro Social Mundial. El Centro Simon Wiesenthal condenó enérgicamente sus declaraciones antisemitas en una carta dirigida a su persona alegando que “en sus palabras convergen dos argumentos centrales del antisemitismo, tanto en lo que respecta a la acusación a los judíos de haber matado a Jesús, como la asociación de ellos con las riquezas. Ambos elementos han servido como excusa perfecta para justificar las más crueles persecuciones y matanzas a lo largo de dos milenios”.

Indudablemente, la judeofobia forma parte del marcado componente autoritario, prejuicioso e intolerante con el "alter", con el distinto que existe en nuestra sociedad actual. Siguiendo a Gino Germani, el Lic. Patricio Brodsky, sociólogo y docente- investigador de la Universidad de Buenos Aires, distingue dos tipos de antisemitismo. A diferencia del antisemitismo ideológico, asociado con la militancia nazi, el antisemitismo tradicional es "el más extendido en las sociedades y su particularidad es que posee una forma de ´sentido común´. Es aquel que acepta pasivamente los estereotipos sociales y los reproduce inconscientemente a través de los chistes y frases estereotípicas. Según señala Brodsky, los porcentajes “normales” de antisemitismo tradicional en las sociedades gentiles oscilan entre un 20 y un 40%.
Para el Lic. Adrián Jmelnizky, investigador del INADI y coordinador del CES de DAIA, si bien el grado de antisemitismo que se observa actualmente en Europa es mayor al que se puede vislumbrar en Sudamérica, Argentina es uno de los países que cuenta con los niveles más altos de toda la región. Ahora bien, la figura del usurero no deja de estar presente en aquellos grupos que pueden tener prejuicios antisemitas, "siendo un elemento importante- según reconoce Jmelnizky. Pero desde ya, no el único componente del odio antisemita.

La codicia judía y su historia
“Soy un judío. ¿Es que un judío no tiene ojos? ¿Es que un judío no tiene manos, órganos, proporciones, sentidos, afectos, pasiones? Si nos pincháis, ¿no sangramos? Si nos cosquilleáis, ¿no nos reímos? Si nos envenenáis, ¿no nos morimos? Y si nos ultrajáis, ¿no nos vengaremos? Si nos parecemos en todo lo demás, nos pareceremos también en eso…”

El fragmento corresponde al famoso monólogo del Acto III de la obra de Shakespeare que interpreta Shylock. Han pasado ya varios siglos de su pronunciamiento, y las palabras que nos conmueven se basan en un presupuesto que para nosotros es obvio: todos los hombres son iguales. Pero no siempre fue así: para la sociedad cristiana medieval el cuerpo de los Otros era de hecho “Otro cuerpo". En este sentido, la película el Mercader de Venecia nos abre una ventana al momento histórico cultural - muchas veces olvidado- que se vivía al momento en que el dramaturgo inglés gestó la obra.

Según lo explica la profesora de Filosofia, Lea Katz, Shakespeare describe a Shylock como un hombre fiel a su comunidad y a sus principios. Sus confidentes o amigos son judíos que se ayudan y avalan mutuamente en sus negocios, siendo partícipes del espíritu calculador, frío, cuidadoso y materialista, mientras que el dinero era muy valorado y no estaba para gastarse en superficialidades y placeres. Sin embargo, según apunta Katz, Shakespeare deja en claro en la imagen de Shylock que su actividad, el préstamo de dinero, es el sustento de su vida. "La palabra sustento debe ser tomada literalmente" - aclarará Katz. Es que el siglo XVI, cuando se escribió la obra, el judío no vivía de manera muy distinta que en la Varsovia de 1943. Estaba confinado a residir en guetos, usar distintivos gorros rojos, ser ofendido y escupido por las calles, imposibilitado por ley de tener propiedades a su nombre, y su única vía de expiación era la conversión y el abandono de su Fe. En este contexto, según explica la profesora, la residencia de los judíos dependía de su dinero y utilidad para el poder: mientras la iglesia públicamente prohibía la práctica de la usura como inmoral, acudía al judío cuando necesitaba de dinero.

Según relata la profesora en Historia Judía Batia Rejtburd, quien es también Lic. en Sociología y Asistencia Social, la experiencia ancestral judía de comerciar se remonta al momento de la expulsión de los judíos de la tierra de Israel hace 2000 años atrás cuando, imposibilidades de trabajar la tierra, adoptan el comercio como forma de subsistencia. Luego llegaron las imposiciones del mundo cristiano: tras la Primera Cruzada (1096), el mercader judío ya no tendría ninguna seguridad física para viajar y comerciar - actividad en la que hasta ese momento había tenido un rol fundamental- por lo que debió optar por una profesión más sedentaria; la prohibición canónica de que los cristianos cobraran interés, hizo del préstamo una profesión mayormente judía. "Los judíos no eran usureros sino sobre todo eran comerciantes dedicados al comercio exterior. Luego de las cruzadas, comienza la perversión"- alega Batia Rejtburd. Perversión que continuará en el capitalismo con la división entre el " buen capital" cristiano, el que invierte en la producción y se preocupa por el desarrolla social y el "mal capital" judío, el especulador, explotador y usurero, asociado a la idea de dominación económica mundial. Esta división no es otra cosa que "una gran mentira de la cual el capitalismo se ha servido encontrando siempre un chivo emisario" - sostiene Rejtburd. Pero aquí nos encontramos, 2000 años han pasado y en los albores del XXI continuamos hablando todavía de prejuicios y discriminación.

Para la productora de cine Sonia Stanko, la imagen del judío usurero permanece en las películas y en los comentarios de la gente "que solo repite de boca en boca preconceptos sin tener mucha idea de lo que habla". Stanko considera que la idea del judío usurero es una "leyenda urbana" que se refuerza con los medios gráficos y audiovisuales, quienes necesitan del prototipo, del cliché para que el espectador reconozca al judío, al gallego, al chino, al católico, a la madre soltera, ´ al pibe sin laburo´, y sepa claramente cuál es el personaje que se le está presentando. Un ejemplo contemporáneo que da de ello Stanko, es la miniserie MOSCA & SMITH (en el Once) programa televisivo poblado de clichés en los que se apela a formas estereotípicas para presentar alen los que se referencia a los judíos. "Pero si prestamos un poco de atención- dirá Stanko- vamos a descubrir que todos somos ´el judío codito´ o ´el gallego bruto´ o ´el tano calentón´, porque está en la condición humana generalizar y hablar del otro sin pensar cuanto tiene uno tiene de ese judío, de ese gallego o de ese tano".

Ser judío: algo más que codicia por el dinero
¿ Por qué siempre fueron perseguidos? ¿ Por qué se lo acusa de ser explotadores? ¿ Por qué se los responsabiliza de los desastres económicos ? ¿ Por qué demuestran tanto despilfarro en los eventos familiares? Son algunas de las preguntas que la licenciada en Ciencias Judaicas, y docente Batia Yakubowicz- percibe entre el alumnado o en conferencias dedicadas a los universitarios. Si bien reconoce que la palabra “usura” hoy día ya no está asociada exclusivamente a la imagen del prestamista, "la imagen del judío sigue estando ligada a profesiones tradicionalmente redituables económicamente, o como antaño en el comercio, se lo considera ´ un busca ´, ambicioso de escalar, ambicioso de poder", citando como un ejemplo de ello, el concepto de “la Sinagoga Radical” que despectivamente se atribuía al gobierno del Dr Alfonsìn, por la abundancia de judíos en sus filas. Incluso - agrega Yakubowicz- los mismos judíos, tan mimetizados con esta concepción social, no creerán hasta la crisis socioeconómica que afectó al país a fines del 2001 que existieran judíos “bajo la línea de pobreza”.

Sin embargo, según Lea Katz, si bien el usurero surgió como una respuesta a las necesidades de la época , no significa que todos los judíos desde siempre y/o a raíz de la historia amen el dinero más que los otros. " La dedicación de los judíos al estudio y el respeto a los líderes espirituales de las comunidades es un buen ejemplo de lo contrario".

¿Acaso la mayoría de los científicos judíos que ganan el Nóbel en cualquiera de las disciplinas que se otorgan, orientan su vida precisamente por el dinero? ¿Qué hay de aquellos que tratan que un desierto produzcan frutos?"- son algunas de las inquietudes que presentará Baruj Zaidenknop. El prejuicio no es otra cosa que "una forma de poner etiqueta a una cosa que no se sabe".

"Es más fácil la fisión del átomo que romper un prejuicio" - había dicho en su momento el físico Albert Einstein...y no se equivocó. Las generalizaciones estigmatizan y pronto se traducen en odio racial y discriminación. Quizá sea momento de repensar hacia dónde queremos conducir nuestra sociedad. Como ayer, como hace siglos, los prejuicios abundan y la intolerancia se siente a flor de piel. Quizá todavía halla tiempo. Quizá...



EL PREJUICIO JUDÍO EUROPEO EN NÚMEROS.(Recuadrado)


A la hora de mostrar los estereotipos y prejuicios judeofóbicos que aún perduran en Europa, nos valdremos de algunos datos extraídos del último informe de mayo de 2005 de la Liga Anti-Difamación de la B’nai B’rith, los cuales fueron aportados por el sociólogo Lic. Patricio Brodsky.

El 43% de los ciudadanos de los 12 países encuestados (Austria, Bélgica, Dinamarca, Francia, Alemania, Holanda, Hungría, Italia, Polonia, España, Suiza, Reino Unido) opina que los judíos son más leales a Israel que a los países donde viven (este es un prejuicio que antecede –en muchos siglos- a la creación del Estado de Israel, la supuesta “doble lealtad” del judío, su “carácter traicionero”, etc.) En las encuestas anteriores se encontraron valores similares (un 45% en el 2004 y un 50% en el 2002).

El 30% opinó que los judíos tienen demasiado poder en el mundo de los negocios. (Aquí también hallamos valores similares en encuestas anteriores (alrededor de un 25% en el 2004 y aproximadamente un 35% en el 2002).

El 32% opina que los judíos tienen demasiado poder en el mercado financiero internacional (este prejuicio, muy similar al anterior, fundamentan las ideologías que postulan que los judíos “dominan” el mercado mundial, la política norteamericana, la prensa mundial, las finanzas mundiales, la globalización, el imperialismo, etc.; son prejuicios que sustentan teorías de tipo conspirativo las cuales sostienen que detrás de todo lo “malo” hay siempre una “conspiración judía”. En última instancia, en estas ideas se han recostado los apócrifos autores de “Los Protocolos de los Sabios de Sión”, los del “Plan Andinia”, etc.)

Un 22% opinó estar de acuerdo con que los judíos mataron a Cristo (este prejuicio sustentado en una falacia histórica tal vez ha sido el que más mártires ha generado al pueblo judío a todo lo largo de la historia).

Enero de 2006
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